martes, 30 de abril de 2013

Pez Globo

Eran las tres y cuarenta y ocho minutos de la madrugada de un Martes de mediados de febrero del año 2009 y no paraba de llover ahí fuera.
Por aquel entonces las cosas era diferentes, las terribles historias que en aquel entonces me quitaban el sueño y representaban para mi el gran agujero negro que se tragaba mi tranquilidad, hoy me parecen microscópicos contratiempos que todos tenemos que superar en algún momento de nuestra existencia.

De cualquier modo, como iba diciendo eran las tres y cuarenta y ocho minutos de una fría y lluviosa madrugada y la benzodiazepina comenzaba a inducirme lentamente el sueño que la vida con sus golpes quería arrebatarme. La espada de la química se alzaba contra los demonios que se guarecían en lo más oscuro de mi mente y mi corazón librando una batalla ritual.

Mientras tanto, como solía hacer por aquel entonces buscaba cobijo sentado frente al folio en blanco, las drogas de farmacia, los antidepresivos, ansiolíticos, el tabaco, el papel y yo sentados juntos escuchando el concierto que nos brindaban las gotas de lluvia golpeando el asfalto como ángeles suicidas.
Eran las tres y cuarenta y ocho minutos de la madrugada y tal y como hace hoy, un ángel de cuatro patas y casi tan flaco como yo, se entregaba a los brazos de Morfeo de manera intermitente agazapado en el sofá del rincón de la habitación, y sobre la cama reposaba lo único sagrado que se ha posado cerca de mi espacio vital nunca.

Es la verdad, si volvía la mirada podía ver su cuerpo, el único templo de mi única religión, lo único en lo que he creído y que no me ha decepcionado jamás. Han llegado, cada una con distinto nombre, distinto color de pelo, distinto perfume, da igual, siempre han estado ahí y siempre me han parecido una parte fundamental de todo, lo único capaz de herirme, lo único que no soy capaz de herir.
A pesar de lo que pueda parecer, ni por aquel entonces ni ahora tengo aspecto de ser el tipo de persona que frecuenta las madrugadas amartillando teclas para exorcizar a sus demonios, de hecho la gente suele pensar que soy un tipo bastante "normal", un pardillo si acaso. Nunca he estado en "la onda".
Aunque nadie pudiera imaginarlo allí estaba yo, a las tres y cuarenta y ocho de la madrugada, puede que seguramente no fuera exactamente esa hora, pero de cualquier modo allí estaba.
El narcótico mantenía toda mi atención centrada en la hoja que manchaba de desperdicios mentales y golpes y gritos invisibles.

Si se hubiera acabado el mundo en aquel momento, si de repente los relojes se hubiesen parado, si hubiesen sonado las trompetas del apocalipsis y el fuego purificador hubiese recorrido las calles de esa madrugada como una prostituta al borde de la jubilación que recoge las sobras de una noche de enero, ni aún con esas hubiera estado tan en calma como lo estaba entonces, con el mundo parado, tres seres en una habitación y el sonido de la vieja olivetti.

Pura abstracción, es imposible que sintiese frio a pesar de mi costumbre de escribir con poca ropa encima y de que fuesen las tres y cuarenta y ocho de una madrugada fría y lluviosa de febrero, yo estaba allí pero no estaba, flotaba, el tiempo parado en esa habitación y yo os sobrevolaba, os adoraba, escuchaba a las ratas salir a afeitarse.

Pero por mucho que al leer esto ahora os pueda parecer el estereotipo del sueño bohemio he de confesaros que nunca nada de aquello funcionó. Ninguna de las veces. Probé de todo: yerba, hachís, alcohol, codeína, benzodiazepinas, probé a María, a Raquel, a Patricia, a Rosalba y nunca funcionó.
Solo sobrevolaba el dolor durante horas, pero nunca perdía la perspectiva, siempre colgaba en frente de mi.
Y ahí estaba yo, a las tres y cuarenta y ocho de la madrugada, sintiéndome como un puñetero pez globo, me había asustado, como casi toda mi vida, me había acojonado y me dejé llevar por el pánico, me inflé y terminé haciéndote daño.
Ahora son las tres y cuarenta y ocho minutos de un Martes uno de Mayo del año 2013, y sigo tan perdido, dolido, asustado, tan agotado y equivocado como el chaval que se sentara a escribir en una madrugada de Febrero de 2009 a las tres y cuarenta y ocho de la madrugada.

Como el niño que lloraba en la cuna un Abril de 1987 como augurio de la duda ante la idea de una posible salvación.

JFaith -Salvation-

lunes, 29 de abril de 2013

Cereales caducados

La memoria es la mayor hija de puta del mundo, me pregunto cuantos traumas, inseguridades, dolores del alma (si esque existe y no es otro puto cuenta chino como la felicidad) nos causa recordar (consciente o inconscientemente) toda la mierda que acumulamos.

Señoras y señores:
No necesitamos iglesias, necesitamos resetear cada día.
De lo único que queremos ser salvados es de nuestros recuerdos.
Sálvanos de recordar las rupturas, 
sálvanos de recordar los funerales,
sálvanos de recordar el dolor, 
sálvanos de la caja de cereales caducados 
que es la memoria.

Un nuevo día, una nueva vida.

De todas formas, nada dura para siempre.

No extrañar...

Espera... ¿Cómo recordaremos que estamos vivos?

Josemi - 05-12-2011 

martes, 23 de abril de 2013

Homicidio estandarizado

Podéis llamarme cobarde. También podéis llamarme inadaptado, antisocial, malcriado, mentiroso, tramposo y un sin fin de adjetivos más, de esos que forman parte de vuestro raquítico léxico que gotea de la polla de nuestro enfermizo sistema educativo.

Podéis confundirme. En parte lo entiendo, sería sencillo confundir mi estilo de vida con el de un arrogante adolescente que pide a gritos un poco de atención a Papá capital y mamá escoba.
No diré que no podéis ofenderme, cada vez que respiráis lo estáis haciendo. Tampoco voy a caer en el tópico "perro-flauta" de niño acomodado acomplejado de: "Palos y piedras pueden herirme pero vuestras palabras...". 

¡A la mierda! Vuestras palabras son metralla, bocanadas de pestilente hipocresía redundante que me enciende como una hoguera y me hace desear el retiro, pero aún no puedo, me lo debo, tengo planes.

Ya desde pequeño lo veía venir, joder, creo que mi primer recuerdo es ya de por sí hipocresía pura, chorreantes y débiles buenas intenciones forjando un pequeño ser humano con piezas que no encajarían nunca en el corrupto mundo de los seres marranos, que nunca funcionaría acorde con la sifilítica y agonizante moral que venden como "sentido común".

Cuando os miro solo veo personas de mentira, es imposible que os tome en serio, de verdad.
Y entiendo que muchos de vuestros apestoso gurús codificados por el sistema quieran tildar mi actitud de cobardía a las relaciones humanas, al fracaso, a la decepción, y en parte así es.
Pero olvidan algo importante, no evito sentir nada de eso, ya lo siento, desde el principio:
No estoy de acuerdo con nada de lo que hacéis, solo me llama la atención vuestra doble moral y a veces la uso, abuso y utilizo vuestras reglas para conseguir mis objetivos y saciarme.
Y dejarme llevar, aunque sea unos minutos, ser arrastrado. 
Dejarme llevar. 

Dejarme llevar.

Aunque pueda parecer lo contrario, no os observo desde arriba como seres pequeños, simples y automatizados.
Yo os observo desde el agujero, desde la oscuridad, desde la carcel de odio, fracaso, decepciones y frustración.
Desde mi hogar os observo.

Y planeo vuestro asesinato.

Y planeo nuestro asesinato.

Llenando nuestro hogar de asesinatos, donde quiera que estés.

De agujero a agujero, tan sucio, tan sincero.

Y aún así...
 

miércoles, 17 de abril de 2013

Todos somos chinos

Quiero pensar que hasta el más salvaje pura-sangre
 alcanza un día en el que se cansa de correr libre campo a través.
Que el más intrépido canino
 se cansa en algún momento de perseguir su presa
Imagino que incluso el más lerdo de los peces
 se cansa de morder el anzuelo.

Quizás, en el fondo de todo esto
la realidad de la vida sea respirar
hasta el momento en que te cansas de soportar el error.

Mi vida es como un canódromo,
y yo soy un galgo (llevo mis costillas por bandera)

A lo largo de mi recorrido por el circuito
no paran de presentarse obstáculos.
Los supero, paso de largo,
pero acabo de darme cuenta de una cosa:
Los obstáculos provocan un desgaste,
por lo que de alguna manera los obstáculos
nunca terminan de irse.
Aunque tu vida siga adelante
un pedazo de tí se queda ahí para siempre.

Yo tengo ganas de seguir en la carrera,
tengo algunos motivos para continuar
y las fuerzas necesarias (supongo que muchos galgos habrán dicho esto antes del gran batacazo)

Mi intención es continuar mientras me quede
una gota de sangre en mis flacas venas.
Me encontraré nuevos obstáculos, los enfrentaré,
los estudiaré y los superaré.

Quiero pensar que hasta el más débil de los galgos
puede seguir adelante con fuerzas e ilusión.

Debemos trabajar en ello.

Debemos trabajar.

trabajar. trabajar. trabajar. trabajar.

Al fin y al cabo, 
todos somos chinos.

Todos somos galgos.


Un galgo.

See you (sooner or later) - Josemi

domingo, 14 de abril de 2013

Nieve Fundida

Aquella debía ser la novena o décima vez que me enviaban al despacho del Padre Nazario por encontrarme agazapado en un rincón del recreo leyendo la "literatura prohibida" que mi hermana me traía oculta al internado.

Mientras caminaba por los pasillos envuelto en apatía y frialdad veía como la primavera comenzaba a fundir la nieve agolpada en los tejados y las afueras del recinto.
Entré sin llamar, no me importaban las consecuencias. Realmente cada vez me importaban menos cosas, eso era lo más preocupante.
Tras el gran pupitre de madera de roble se encontraba el padre Nazario sorbiendo concienzudamente un chocolate caliente. Su boca llena de grietas sorbía con ansia el cálido néctar de la civilización al igual que su "pandilla de meapilas" sorbían las almas de nuestros padres y de la sociedad en general.

-Eh... ¿Qué haces aquí? - Dijo en tono entrecortado mientras cuidaba de no derramar la taza- ¿Qué has hecho ahora? Y te he dicho mil veces que llames a la puerta.

-Ya. - Contesté.

-¿Ya?, ¿Es que tu no aprendes de los castigos? ¿No aprendes de las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo? Vas a ganarte una plaza preferente en el Infierno.

-Bueno.- Dije casi sin mover los labios.

-¿Bueno?, ¿Bueno qué?- Agitaba su calva cabeza de ave de presa en espásticos movimientos.

-Que no creo que tampoco usted ni nadie aquí haya aprendido nada de esas enseñanzas que usted no para de repetir todo el puto día. No paran de joder diciendo lo que aquél tipo haría en esta situación o en aquella y sin embargo actúan del modo contrario todo el tiempo, ¿Qué quiere que aprenda, a ser un hipócrita?

-Hijo, ¡No doy crédito!- Gritaba mientras golpeaba la mesa -Es Satán el que habla a través de tus labios.
¿Quiere acabar como J? ¡Esas ideas te llevarán por el camino del mal, por el sendero de la perdición!
¡Piensa en J! Piensa en sus padres, no pudimos ni darle un entierro cristiano, sus ideas le llevaron a cometer el acto más antinatural, el más prohibido por nuestro señor, solo el puede dar y quitar la vida.
Creo que os encontraréis en el infierno, J, tú y Satanás.

-Tu Dios prohibe el suicidio. ¿Qué tiene que decir tu Dios sobre las visitas nocturnas a J? - Pregunté en el mismo tono apático que había mantenido durante toda la conversación.

-Hijo, mide tus palabras, es muy grave lo que dices- decía en tono grave mientras se aferraba al escritorio como si la tierra convulsionara.- No querrás conocer el Infierno, estás a tiempo.

-Me importa una mierda su Infierno, su Dios y Satanás- dije enérgicamente mientras me incorporaba en mi asiento- No pretenda asustarme con esos cuentos, no me subestime.
He leído la biblia, seguramente más detenidamente que usted, y lo único que he sacado en claro es que se han equivocado. Se han equivocado profundamente al escoger a su héroe.
Han decidido idolatrar y seguir los mandatos de un Dios Tirano que juega con sus creaciones, que impone una ley tras otra a su placer, que masacra, que divide, que solo vende un amor falso e interesado. 
 Eso he aprendido yo de su Biblia. Su Dios sacrificó a su hijo después de una vida de horrores con la burda excusa de salvar al ser humano. Es un juego cínico de un Dios despiadado.
Y usted pretende asustarme con Satanás y el Infierno. ¿Sabe que he aprendido del infierno? -Le pregunté mientras me acercaba más a el, cogía la taza de chocolate y le daba un sorbo ante su mirada atónita de frágil eunuco.
-Nnnn. nno ssab... No sabes lo que dices...- titubeaba-
He aprendido que el infierno está lleno de tristeza, Satanás es un tipo muy triste, un condenado por reclamar libertad y libre albedrío.
Ese infierno con el que usted tanto asusta solo está lleno de gente reprimida, a la que tiranos como su Dios no permitió ser ellos mismos y los masacró, los persiguió, los violó, los devoró.
Personas como J que no pudo soportar que sus padres lo dejaran aquí entre las viciosas manos de un ministro de Dios que le obligaba a meterse en sus pantalones noche si y noche no.
No me asusta el Infierno, está lleno de caras tristes y la tristeza es conocimiento.

-Vuelve ahora mismo a tu habitación y espérame allí.- Dijo clavando sus ojos de buitre en mi.-
Creo que tu estancia aquí se va a volver bastante más difícil, tenemos que salvar tu alma hijo - Me dijo mientras se incorporaba y lanzaba sus enredaderas hacia mi.

 -Y yo creo que como se acerque un poco más va a conocer a su Dios en breves momentos.- Dije.

Fue entonces cuando saqué el punzón que había estado afilando día a día durante las clases de trabajos manuales. Le apunté con el al cuello y le fui rodeando poco a poco hasta quedar detrás de el  y descansé el punzón en su repulsiva nuca.

-Firme ahora mismo un permiso para salir del recinto.- Le dije apretando un poco más el punzón contra su nuca-.

-No sabes lo que estás haciendo. Te quedan meses para alcanzar la mayoría de edad, te encontrarán y conocerás la cárcel, y créeme, eso si que no te va a gustar.- Decía muy despacio.-

-Hazlo. Ya. Y no intentes seguirme, no intentes nada, mi hermana sabe lo de J. El me dejó una carta contando todo y si no me ve fuera de aquí hoy estás jodido, padre.- Dije mientras sentía el punzón introducirse en su flácida piel.

-De acuerdo. De acuerdo maldito hijo de Satanás.- Dijo y comenzó a redactar mi billete de salida de aquel sitio frio y horrible, y mientras tanto con la mano que me quedaba libre cogí una pesada estatua de San Juan Bautista que tenía en el pequeño mueble bajo la ventana.

-Muy bien, aquí tienes. Tu sentencia. Ahora vete al Infierno.

-Gracias. Y buenas noches.- Dije

-¿Buenas Q...?

En ese momento le golpeé con todas mis fuerzas en la parte posterior de la cabeza.
La sangre me salpico en la cara por la brecha que le había abierto, y era dulce, asquerosamente dulce el sabor de sus fluidos vitales.
Fue un buen golpe, pero no llegó a morir, supongo que seguiría ejerciendo la pederastia por muchos años más aunque quizás siempre recordara aquel golpe brutal que no solo dirigía mi mano, sino también la de J.

Yo escapé de allí, y más tarde de la prisión donde pasé dos años antes de la fuga. Estuve condenado por el asunto aquel del casero que apareció muerto donde me hospedaba, era un proxeneta.
Joder, creo que llevo toda la vida escapando de sitios. Pero ya lo he entendido.
Debí saberlo desde el principio. Ha estado tan cerca siempre.


-Buenas noches y Dulces sueños.

viernes, 12 de abril de 2013

Veintiséis velas

A veces un hombre se encuentra a un reducido número de pasos de la salida de emergencia.
Si mira detenidamente hacia el frente puede ver el movimiento, vamos, sinceramente ¿Algun@ os atreverías a negar haber fantaseado con coger el atajo? Si fuera así no estaríais leyendo esto.
Seríais lo que yo llamo "sacos de arena" y estaríais encantados con vuestra vida de sacos de arena.
El azar, papá, mamá y todos los pedazos de mierda apestosa infectada de mediocridad de vuestro círculo social dirigirían vuestra ejemplar vida de monógamos de pollas flácidas y frígidas feladoras sociales de salones de té.
Puedo veros paseando por las calles promocionando multinacionales y asesinando con vuestro consumo.
Sois los peores criminales que hay sobre la tierra, los más fríos, los más inconscientes, cooperáis con asesinos en masa, mafias, tráfico de personas, pederastas, explotadores infantiles y dormís tan bien por las noches.
Vosotros, todos vosotros, sacos de arena, sois los que me frenais por una parte haciendome odiaros, devolviéndome la energía vital y por otra parte me envolvéis en tedio y me hacéis vomitar clavos.
Los pasos que separan a un hombre de la salida fácil son las cosas que piensa que valen la pena, sus pasiones, esas que le hacen levantarse por la mañana y caminar sobre las aguas como Jesucristo, solo que en lugar de las aguas el hombre extraño debe caminar sobre vomitiva pasividad, grasienta mentira e hipócrita lujuria geriátrica.
También le mantienen en el juego los pocos cómplices que consigue entre tanta basura andante, gente parecida a el o que al menos respeta y soporta, se importan mutuamente pero no es necesario estar lamiéndose las pelotas constantemente, podría llamarse amigos, o ejercito de pollas duras y coños chorreantes contra la humanidad.
La gente que merece la pena, tus pasiones y el adictivo dolor.
En fin, de algún modo esto va dedicado a mis amig@s, a mi familia (no a toda, ell@s saben a quién), y a ti, saco de arena o no, seguramente de alguna manera has contribuido a mantenerme en el juego.
Gracias un años más.


El miedo produce el infinito estiramiento de la memoria,
convirtiendo los recuerdos en putrefacto chicle
aplastado contra la acera que muere poco a poco.

La poesía de los cobardes como yo,
sólo es el envoltorio
de la caja que contenía una muestra de amor
tan oscura como mis sueños
y tan solitaria
como mi realidad: El adiós más cruel.

Imaginación acomodada.

Mirando fijamente una vieja pared
hasta memorizar el dolor del abandono,
tripas llenas de remordimientos
escupen reclamos al cielo.
O al Infierno.
Al infierno con todo.
Decadencia lineal pariendo
estas líneas decadentes.

Feliz Cumpleaños.
Y procura no pensar demasiado
en nada,
o acabarás buscándole la razón
a la sinrazón.
Polvo al polvo.
Cenizas al cenicero.
Mentes blindadas, dictadura de la estructura.
Llena las calles de algodón
ruega cada día no conocer la empatía.

Feliz cumpleaños. Absurda celebración.

Camino - Josemi

jueves, 11 de abril de 2013

Paredes blancas

-En serio C, todavía hay noches en que me despierto empapado en sudor soñando que he vuelto a aquel lugar. Creo que desde entonces no soy el mismo.

-¿No te parece que exageras?- dijo mi amigo C- muchos niños han entrado en hospitales alguna vez, algunos incluso mueren allí.

- De eso es de de lo que te hablo tío, de verdad, estoy seguro que una parte de mi se quedó allí para siempre, entre frías paredes blancas.

-Joder, odio cuando te pones "Emo"- comenzó a liarse otro cigarro - No soy un juez, ni tu madre ni tu padre, no tienes que justificarte conmigo, no comparto celda contigo por ser un santo ¿sabes?.

-¿Quieres que te cuente la historia o no? - le pregunté algo agitado-.

- Ya me las has contado todas tío, tus tres intentos de suicidio, las dos noches en el calabozo por aquella pelea, la sobredósis de benzodiazepina y el juicio por maltrato a tu segunda ex mujer.

- No me refería a nada de eso- contesté- Quiero decir la historia del origen, el por qué de todo esto, lo que terminó de convertir mi vida en un infierno. Aquella parte de mi infancia.

- Si te va hacer sentir mejor, de acuerdo. Además, tienes el don de mandarme a la cama con dulces sueños con tus historias.

-Bien. Fue antes de que nos conociéramos, mucho antes de que aprendiera a vivir como inadaptado y sacarle provecho. Por aquel entonces solo era un niño, un niño inocente, sobreprotegido, débil y asustadizo.
Siempre había tenido toda la atención de mis padres, intentaban paliar el daño que pudieran causarme sus continuas discusiones, gritos y desencuentros. Me afectaba sobremanera y para compensarlo me tenían como a un jodido rey.
Como ya sabes mi salud nunca ha sido muy buena, vengo hecho una puta mierda de fábrica, debí ser bastante mal polvo, uno por compromiso seguramente.
Durante la infancia eso daba igual, casi ni se nota siempre que te lo equilibren con otro tipo de satisfacciones, además en esa época la imaginación es poderosa y puedes aislarte.
El problema vino luego, a los nueve años o así y persistió hasta los trece.
Fue verdaderamente traumático, un niño nunca debería conocer los efectos secundarios de la anestesia, ni lo que se siente al estar tumbado en una camilla con focos en tu cara.
Un niño no debe conocer lo que es dormir semanas y semanas fuera de casa con la cabeza vendada, arrancado de su casa, de su escuela de sus amigos, de todo lo que importa.

- Nunca me habías hablado de eso tío - dijo C - ¿Qué cojones es lo que tenías cáncer o algo así?

- No exactamente, por suerte, aunque si algo parecido, algo que se reproducía y hacía que se repitiera la historia una y otra vez. Me ponía en manos de ineptos de mi ciudad natal catetos que se hacían llamar médicos y solo eran unos hijos de puta que nunca debieron salir de la polla de sus padres.
No entendían que era un niño. Solo era un puto pedazo de carne, nunca he sentido tanto miedo y soledad.

- Joder tío, no tenía ni zorra. - Dijo C con tono grave - ¿Hablaste alguna vez de esto con ella?- Preguntó-

-No, nunca. Con ninguna de ellas - respondí - Siempre he sentido vergüenza y reparo porque me siento a la vez víctima y verdugo por haberlo llevado tan mal. En fin cuando te decía que algo se quedó allí me refería a aquella vez.

Sólo tenía trece años y se suponía que en el hospital de aquella otra ciudad había un tipo genial que me curaría y se acabaría el problema, y en parte así fue.
Conseguimos que me pudiera operar como adulto (se necesitaba tener catorce años). Abandoné segundo de la ESO y me marché para allá con mi equipaje, después de despedirme de mis seres queridos.
El médico me explicó todos los riesgos de esta operación que no eran pocos. A un niño de 14 años asustado. Era para cagarse en los pantalones, de hecho años después he estado casi cagándome en los pantalones a diario.

- Mira C, esto que te voy a decir no lo he hablado con nadie - le dije mientras le pedía que me pasara el cigarrillo- Con esto solo quiero decir que espero que no me saques el tema nunca más.

- De acuerdo- Asintió C mientras expulsaba humo por la nariz.

-Fue la noche después de la operación gracias a la que estoy vivo, esa operación en la que estuve cinco horas en el quirófano con la cabeza abierta. Desperté de la anestesia, aquello era como la peor resaca del mundo, estaba fuera de mi, me dolía todo y casi no podía moverme. Por si fuera poco aquello era una especie de depósito de cadáveres, sólo recuerdo con claridad el frío y las paredes blancas.
Intenté gritar, intenté llorar, quería irme a casa, tenía mucho miedo. Vino una enfermera, volví a dormirme.

Desperté de noche en aquella habitación con la cabeza vendada y mis padres junto a la cama, todo fue bien durante dos horas y de repente empezó:
El primer ataque de ansiedad de mi vida. Para mi aquello significaba que estaba muriendo, el corazón latía desbocado, no podía respirar, y mientras mis padres intentaban calmarme y pedían ayuda les odiaba, les insultaba, le decía a mi padre que se fuera que le odiaba. les decía como me sentía de verdad cada vez que discutían, les confesaba que me habían jodido la vida, que no iba a ser feliz nunca.
Después de eso vomité, me desmayé y ya nada fue lo mismo.
Ese niño que entró murió allí. Salí odiando y temiendo a todo y nada a la vez, y sobre todo a mi.
Lo siento tío - Dijo C - De verdad. No lo imaginaba. no sé que decir.

-Olvídalo. Se me pasará. Siempre se me pasa.- dije mientras subía a mi litera.

-Buenas noches hermano.-dijo C-

-Buenas noches.



Feliz Cumpleaños.

Live Again - JFaith 

miércoles, 10 de abril de 2013

Repitiendo Pensamientos

El movimiento de este cóctel de mierda y mediocridad agitado por mano de algún egocéntrico dios onanista ha resultado ser cíclico.
No paro de encontrarte.
Ya no importa si es en el sucio antro de copas lleno hasta arriba de altivas zorras del medio oeste con sus narices empolvadas y sus chulos paramilitares de la esquina o en la otra punta del mundo, siempre estás ahí.
A veces juegas a despistarme, ahora rubia, ahora morena, luego asiática, da igual, de cualquier manera eres inconfundible y estoy condenado a verte en todas ellas sin importar si llevan el coño depilado o al estilo de los años setenta.
Esta puta mierda es como ese maldito columpio de nuestra infancia, aquel del que te caes por primera vez y conoces el dolor, el temor, y el deseo de volver a probar. Ese primer dolor. Siempre vamos a estar esperándolo a partir de ese momento.
No se que haces ahora, es un misterio para mi que estoy tan apartado de todo, no se si seguirás poniéndosela tiesa a papá con tu buen comportamiento o si has vuelto a ser tú misma. Tampoco se que es peor.
Me conformo con que la próxima vez que nos encontremos intentes no pegarme nada por ahí abajo, mientras tanto me quedaré aquí un rato repitiendo pensamientos.

Una escama dorada
cuyo brillo emana
de la piel muerta
del perro negro que fue el amor.

Una noche estrellada
de luna llena alzada
juntos bajo el mismo cielo
de esta tormentosa temporada.

Sangre dulce de mi herida
sangre dulce y contaminada
de sucios deseos y pensamientos
sangre por mi mente infectada.

Una casa sin dueños
mi atención reclama
en este maldito lugar
de esta avenida superpoblada.

Una noche sin sueños
que mi alma relaja
y evade mi mente inquieta
de los recuerdos como espadas.

Solo soy un puto ególatra.
JFaith - Angel

martes, 9 de abril de 2013

Ocre

Hay momentos en los que agradezco estar despierto a estas horas. Es algo así como despertar cuando el mundo se apaga, el mundo se ha quedado sordo, y también ciego.
Solo en la noche puedes escuchar tu propia voz, al principio asusta: ¿Hasta este punto hemos llegado? ¿No reconoces la voz de tus propios pensamientos?.
La vida diaria se ha convertido en un potente huracán que no nos da tregua, nos golpea a todos contra todos en una estúpida y breve carrera hacia la autodestrucción.
Puedes seguir hablándome, puedes seguir hiriéndome, ya sabes que tengo muchas cicatrices que suelo enseñar con el orgullo de un absurdo veterano, veterano de las palabras, del fuego cruzado de nuestro amago de amor.
Aquí tienes tu ráfaga de hoy.

La roca no frenará la corriente
y la muerte no parará el reloj.
El precio de una existencia inerte
te limita a la observación.

El consumismo del aborto,
la prostitución del Rock and Roll.
Ante el espejo un reflejo absorto,
sumideros de desesperación.

Vómitos caninos se esfuman,
fetichismo como posición.
Dieta de pastillas y uñas,
odas a la depresión.

Hazme un favor y arráncame los ojos,
entierralos junto a la televisión.
Hazme un favor y arráncame los ojos,
quiero eliminar esta obsesión.

Sexo raquítico adolescente,
evita el deseo, cástralo.
Supura color ocre, indecente,
determina vicio como religión.

While this song Dies - JFaith

Caminando en círculos

Buenas noches y bienvenidos, mientras escribo estas líneas puedo observar cómo el viejo despertador que reposa sobre el escritorio me dirige una mueca de autosuficiencia mientras marca en su sórdida frente las tres y cincuenta minutos de la mañana.

A mi espalda, la cama vacía me lanza mordiscos con sus afilados dientes de rencor y culpabilidad y lo único que frena este adolescente impulso de enfrentarla y ser devorado definitivamente es la calma que transmite mi compañero de viajes que duerme plácidamente en una de sus esquinas, todo piel y huesos. Piel, calma y huesos.

Desde el solitario rincón de la habitación que me aborda desde la derecha, una vieja guitarra lanza acordes marchitos, porque antes que guitarra fue intención, tuvo un lazo rojo a su alrededor y hoy solo la envuelve melancólicas tonadas que cada vez más se niega a escupir.

En cierto modo estoy escribiendo desde el interior de un cerebro destrozado, estoy empapado en su desdicha, y ejerciendo de carnicero, lo desguazo. Sus recuerdos me rodean y yo los escojo a placer para formar el collage más grotesco que pueda concebir a modo de arma letal contra el insomnio, la apatía y el vacío.

Ahora que nos conocemos un poco más espero que conectemos y juntos hagamos sangre a esta herida ulcerada que parece imposible de sanar.
¿Qué te parece?
¿Me acompañas a buscar la cura que llevamos evitando desde antes de habernos herido?
¿Me acompañas por caminos inciertos?
A kilómetros (instrumental) - Josemi
https://soundcloud.com/sabaperro87/a-kilometros