martes, 28 de enero de 2014

Escarcha



Probamos el equilibrio térmico,
te presté un poco de este fuego
y tú, me permitías ocultarme un rato de mis demonios,
perderme en tu helada geografía.

Dos cuerpos en contacto,
A diferente temperatura, conectando.

Yo masticaba tu escarcha con dentelladas de auxilio
Y tú acelerabas los relojes para sacarme de quicio,
Apagabas el incendio con gasolina,
se calcinaban los márgenes de lo correcto.

Convertimos lo pagano en sagrado,
Lo trivial en urgente.
Extirpamos en secreto palabras selladas,
Que mantenían a salvo el engranaje que hacía girar el mundo.

Recorrimos Kilómetros a ciegas,
En autopistas invisibles que rodeaban tus cavidades
Perdiéndonos para encontrarnos,
Y separándonos (separándonos de todo, justo en medio de la gente)
Para descubrir que los pactos más duraderos
No entienden de declaraciones (y si esto lo es, es una declaración post-mortem)
Que las etiquetas y los deberes no unen,
Separan.

Quisimos probar el equilibrio,
Pero el equilibrio es imposible (pregunta a Ferreiro)
Y cuando sales de debajo de las mantas
Para no volver jamás,
El equilibrio es desequilibrio
El orden es desorden
Los esquemas se rompen
Y yo me marcho helado a casa, con tu frío en mis huesos,
Las manos echándote de menos y la garganta atravesada
por los cuchillos inclementes, retenidos,
por el grito silencioso que ahogo por orgullo
y por tí.
y por mí.
Y por salvar el universo a cualquier precio,
incluso sacrificándo-me/te/nos

Con solo el recuerdo de tu TODO,
Con todo el peso sobre mis hombros de esta asfixiante NADA.

Probamos el equilibrio térmico.
Lo probamos, pequeña niña rara.

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