una verdadera victoria,
que no te arañen
las tripas
Cuando la estupidez
repta a través
de la línea telefónica
Cuando se arrastra
sigilosa desde
su boca a
tu oído
Cuando despiertas perdido
en las avenidas
del olvido
y
la mentira
se ha construido,
siguiendo estrictas
leyes arquitectónicas.
Es una
verdadera victoria,
amigos y amigas
que al saltamontes
lo devoren
las hormigas
El consuelo
de las religiones
vendiendo castigo y fatigas
El castigo eterno
para aquél
que hostiga
para aquél que gira
y
gira
hasta alcanzar
la última vuelta
de tuerca
de la noria.
Es una
verdadera victoria,
no cabe duda
Que perdidos
en océanos
de dudas
aún nos dignemos
a llamarnos
capitanes,
conocedores,
sabios,
profesores
Esperpénticos actores
que fingen
haber pisado
la luna.
Es una
suerte y una verdadera
victoria
No yacer muertos
sobre las baldosas
de cualquier baño
en vísperas de
fin de año
víctimas
de una pandemia
que un día,
alguíen llamaría
amor.
Es sin duda
una victoria que
sin duda pasará
a la historia
de esta academia de bufones
en el papel de descubridores
Levantarse cada mañana
con mil cuchillos
en la espalda
Dejar los
sueños en
el colchón
Sentarse en
el retrete y
expulsar el corazón
y
salir a la calle
a dar
de nuevo
cuerda al mundo.
Salir a la calle
a dar cuerda
al
mundo.
Ejecutivos a las
oficinas,
a las plazas
los vagabundos.
Dar cuerda al mundo.
Es una
verdadera victoria,
ver esa sonrisa
en tu cara
Mientras sigues
unas huellas
de neumáticos
en el asfalto
estático
de este
Octubre infernal.
Sonríes
y
olfateas
Siguiendo el rastro
de tu Dios
que se pierde
que se funde
con el verde
del horizonte
Sin decir siquiera
Adiós.
Es ya
una victoria,
estamos de celebración.
Tenemos tanto
que celebrar.
Sal ahí.
Sal.
Sal a buscarme.
y
si me encuentras,
ven
y
dime
quién
soy.
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