sábado, 31 de agosto de 2013

De señales, comida basura y Rock and Roll

Hubo un tiempo en el que no podía hablar. Hace muchísimo de todo aquello. No es que me asustara hablar, es solo que si había callado ante situaciones terribles que había tenido que contemplar en mi más "tierna infancia", sin abrir la boca por no saber qué decir para detenerlas, ante situaciones triviales decidí adoptar la siguiente posición: "Mi opinión es mía, no va a cambiar nada, me la guardaré y cuando llegue el momento de decidir, de actuar, entonces haré lo que me parezca que debo hacer".
Se que no es una opción que todo el mundo ve bien, de hecho tengo que confesar que a veces he rozado el autismo, pero como dije arriba, eso fue hace mucho tiempo (no cuando paseaba a mi perro escuchando música tranquilamente), esa etapa terminó, porque ningún hombre es un pozo sin fondo (a veces dudo al afirmar esto, sobre todo en asuntos de comida, sueño y sexo), ningún hombre puede barrer debajo de la alfombra eternamente, en algún momento explota por alguna parte.

Normalmente, a esta hora de un Sábado noche estaría por ahí metido en líos, o metido en alguna vagina (he visto alguna que otra en la que me juego un brazo a que podría caber entero), y todo apuntaba en esa dirección, he dormido todo el día para apagar los gritos de los demonios de la resaca, he tenido mi dosis de Rock and Roll, he tenido mis pequeños roces diarios y he vuelto a triunfar, porque he vencido y he herido, ni siquiera me molestó, no me importaba una mierda el motivo de la discusión, pero tengo un respeto que mantener y decidí machacarte, luego el Rock and roll nos ha unido, porque esperamos que nos lleve lejos de aquí, lejos de todo esto.
También he tenido mi ración de alimentos, y no puedo parar de pensar en que si tuviera que etiquetar este día bajo alguna categoría, esta sería la de "Ha sido un día comida basura".
Normalmente no me quejo de esto, los que seguís mis publicaciones sabréis que soy un amante de las situaciones de las que uno sale mal parado, de los amores obscenos, de los polvos prohibidos, de la sordidez y la desolación espiritual. Normalmente no me quejaría por tener un día comida basura, me hubiera servido de inspiración, algo de utilidad habría sacado de ello, como toda buena comida basura, la habría acabado vomitando, pero hoy es diferente.
Desde pequeño, tengo la mala costumbre de hacer amistades de dudosa moralidad, y creo que últimamente me codeo con la Créme de la Créme del mal, con la guía Campsa de las mejores paradas hasta llegar al infierno, y eso me encanta.

El caso es que ahora, después de establecer este contacto, cualquier cosa que no haya pasado por su "toque", sabe a nada. Como una comida sin sal.
En cualquier otro momento no habría tenido queja alguna de tener un día así, resaca, canciones, historias, camareras buenorras, viejas batallitas de las que eres el héroes, dormir todo el día, Rockandrollear con tu grupo con el que esperas seguir sembrando el mal, metéroslo por las orejas, y como colofón, ponerse hasta arriba de comida cerda.
 Nada. Ha faltado algo esencial, y no es que esté decepcionado porque no haya podido usar mi pase VIP como tenía previsto (que también me da rabia, a pesar de que cada vez que se retrasa, se pone más interesante), es solo que el simple hecho no de recibir mi dosis mínima diaria me hace sentir vacío.
No me creo que esté diciendo esto, soy el puto McGiver de llenar el vacío, de llenar vuestro vacíos, entrando en vosotras, y de llenar mi vacío, entrando en vosotras, entrando en vosotros a través de vuestras chicas, de vuestros miedos, ingiriendo cantidades increíbles de sustancias prohibídas, vomitando palabras sobre el malherido folio en blanco, en definitiva, hace años que no me siento vacío.
Ahora, de repente, es simplemente no tener mi porción de risas, de intimidad, de conversaciones que consiguen mantener mi interés (cosa que no pasa habitualmente con el resto de vosotros y vosotras), de cruces de miradas, de su piel, de sus labios, de su crueldad, de su locura, de sentir la sangre bombear en su corazón con solo rozar sus manos, y ya podría hacerse realidad el más obsceno de mis sueños, que seguiría siendo un día "comida basura".

De las diferentes paradas a las que me han llevado estos caminos de locura, tristeza, vicios, excesos y espinas, esta es la más desconcertante de todas.
Y no os equivoquéis, mientras estoy aquí sentado, no me siento como un alma perdido ante una posibilidad de redención, no estoy cambiando para bien, al revés, sentirme perdido, desconcertado, vacío, hace que sea mucho peor, "Cuando el diablo se aburre, mata moscas con el rabo", y tu hoy hoy lo comprobaste je je je (Lo siento, chica, pero no lo siento y tenía que ponerte en tu sitio, para yo seguir en el mio).
La otra cara de la moneda, es que cuando tengo mi dosis de lo que necesito(si, llegados a este punto es obvio que te necesito, urgentemente ¡Vaya sorpresa! si todo lo malo engancha...), soy todavía mucho más malvado.
Se fusiona mi odio hacia todo, con su ácida visión del mundo, se mezclan nuestras manías para hacer de nosotros un par de tarados peligrosos, se unen mi sordidez y su lujurioso buen gusto.
Creo que se podría decir, que me hace enorme, enormemente malvado, me recarga las pilas. De verdad, es como si mi dosis diaria de lo que ella tiene, fuese el famoso brebaje que hace que pase a ser del cínico y cruel Dr. Jekyl al que conocéis, a un aterrador Mr. Hyde.
Multiplica las habilidades, despierta aún más mis sentidos, me hace querer ser más egoísta, más despiadado, más elitista, más irónico, más torturador, más juguetón (en el peor sentido de la palabra), es la droga perfecta (bueno, no, la droga perfecta sería aquella de la que puedes disponer cuando te apetezca, aunque bueno, la dificultad de acceso es otra de sus virtudes).


La cuestión final de la que quería hablar, la que me tiene aquí desvelado cuando son las 4:25 de la madrugada es la siguiente: Las señales.
No puedo evitar pensar que las señales existen, no tengo más que mirar atrás para comprobarlo, en serio, probad y encontrareis una señal avisando de cada acontecimiento, pero por otra parte tengo claro que la interpretación de las señales es bastante dudosa.
Mi situación es la siguiente, se me jode mi medio de transporte y paso a depender de terceras personas para regresar a casa a tiempo para morir a gusto de sobredosis. Cuando doy por perdida la ocasión, parece que al menos después de todo voy a tener una pequeña parte de intimidad, voy a tener mi ración de su voz, de nuestras cosas, de nuestras rarezas compartidas, y justo cuando estamos tratando temas fundamentales y espinosos, perdemos la comunicación hasta extremos insospechados tras una vez más, soltar una de mis frases en el momento oportuno: "No quiero casarme contigo", algún día, dentro de mucho tiempo, cuando ya nada de esto duela ni una cuarta parte, transcribiré varias conversaciones del día, para que veáis que sigo siendo yo y me siguen ocurriendo cosas surrealistas. Sigo siendo una comedia humana. Un drama. El hombre-tragicomedia.
El caso es que estamos incomunicados, no han ocurrido más que cosas que han impedido nuestro contacto, y sería muy lógico pensar que son señales, que hay algo advirtiendo que no nos acerquemos demasiado, que no somos buenos, que somos fuego y gasolina.
Bien, me parece lógico pensar eso, pero, ahora en serio ¿Pensáis que con mi currículum aún conservo la capacidad del pensamiento lógico?
Cuando miro hacia hace unas horas y repaso lo que ha ocurrido durante el día de hoy, no pienso en señales de advertencia para que nos evitemos, pienso en señales de que te has acercado al huracán, de que caminas junto al pequeño desastre ambulante, y que la consecuencia de ello es empezar a formar parte de las catastróficas escenas y contratiempos que hacen de mi vida, una curiosa historia que al parecer resulta interesante y de consuelo para tod@s los deprimid@s, psicópatas, cobardes, maniáticos, alcohólicos, violadores y profesores que miran por debajo de las faldas de sus alumnas que me leéis.

No creo que sean señales de que paremos nada, ni de que lo aceleremos, simplemente ocurre que si sales a cenar con caníbales, antes o después, tú vas a ser la cena.

En fin, creo que hasta yo, que he firmado un pacto con el diablo, que sueño un día con el suicidio y otro con conquistar el mundo, que me quedo con la peor parte del Rock and roll, del sexo y con la peor de las drogas, me merezco descansar un poco. Ahora intentaré digerir este pesado día de comida basura lleno de señales y música violenta y excitante, lleno de erecciones, odio salvaje, situaciones descorazonadoras y polvos nocturnos en cada esquina, y me iré a descansar.. Se lo que estáis haciendo. Me parece bien, pero que no os vean.

Seguid haciendo lo que mejor se os da, o lo que más os apetece, alimentad vuestros perturbados corazones, que a mi me parece genial, porque sois lo único verdadero que se arrastra por la tierra, y os hace únic@s, misterios@s y excitantes. Seguid, porque los caminos que recorremos son tremendamente inciertos y nunca se sabe qué es lo que te puede ocurrir, qué es lo que te puede matar detrás de cualquier esquina, nunca sabes si algo tan absurdo como ser proveedor de un determinado tipo de comida, puede salvarte de que ilumines con tu brillante dentadura, el interior de la fosa que en alguna parte te espera,

Buenas noches.








jueves, 29 de agosto de 2013

Garabatos



Siempre has sido la versión inteligente de mí, la que disfrutaba de todo lo que yo disfrutaba, con el añadido de que sabías montártelo para no correr riesgos.
Podríamos haber sido hijos de la misma madre, de hecho, aunque tu seas una tumba respecto a tu vida personal (la castración emocional en tus relaciones familiares, tu oculta frustración y tu odio hacia todo lo vivo), yo diría que ambos llevábamos a nuestras espaldas un saco lleno de horrores vividos durante la infancia.
Teníamos muchísimas cosas en común, nuestra pasión por el mar, siempre escapábamos allí, nuestra pasión por el rock and roll (tu excusa para consumir y saciar tus vicios), y nuestro carácter antisocial (tu querías acabar con todos, a mi me daba igual que todos desaparecieran). Hacíamos un buen equipo.
El problema es que solo de mi decían que era "de la piel del diablo", y eso no me ponía las cosas especialmente fáciles. Aún así, no puedo negar tu fidelidad, y no puedo negar que sabías hacer bien tu parte del trabajo, eso no puedo negártelo. 
Siempre fuiste un depravado, y nunca te conocí una novia, de verdad, jamás en todos estos años conocí a ninguna pareja tuya, cosa que me desconcertaba porque eras un auténtico depravado, te encantaban las mujeres, todas. Te follaste a mi chica.

De cualquier modo, por aquél entonces yo ni siquiera pensaba en eso, tenía mi propio infierno privado, además yo no era ningún santo ni ningún mártir. Me la traíais floja tú, ella, y el resto de la humanidad, solo quería vivir rápido, esquivar el dolor, alimentar mi lujuria y cuando el efecto pasara y volviera el dolor, entumecerme de nuevo inmerso en el placentero ritual. 
Como ves, estando sumido en semejante espiral, no formaba parte de mis pensamientos lo que tú hicieras, cómo lo hicieras, o que le dieras a mi chica lo que yo le daba a las chicas de los demás.

La cuestión es que hoy llevo todo el día recibiendo opiniones, recibiendo opiniones que no he pedido nunca, CHICOS, CHICAS, cuando vayáis a dar vuestra opinión sobre algo, aseguraos de que al receptor PUEDA INTERESARLE LO MÁS MÍNIMO la sarta de CHORRADAS que vayáis a escupir por esas preciosas boquitas, de verdad, estoy seguro de que podéis darle un mejor uso.
Si os sentís dolidos y dolidas, dejadme deciros que si decidís tener como mascota una Boa constrictor, podéis ser devorados por esta el día menos pensado. Se que algunos y algunas queréis intentar ser malos, tipos peligrosos, hacedme caso, no intentéis ser nada, simplemente dejaos llevar por vuestros impulsos, esos impulsos dictan lo que sois, os arrastrarán hasta lo que de verdad amáis, hasta lo que buscáis.
Nunca decidí ser como soy, pero aquí estoy, soy el resultado de un cúmulo de circunstancias y experiencias, en su gran mayoría traumáticas y aterradoras, pero algunas increíblemente brillantes y reveladoras.
Nunca me esforcé por hacer nada de lo que hice, de verdad, yo solo estaba allí y todo salía solo, nunca quise gustaros a ninguna, ni lo intenté, solo me he dejado arrastrar.
Y como veis, aquí estoy, "de la piel del diablo", he encontrado lo que de verdad me hace sentir, sin ni siquiera saber que lo estaba buscando.
Es extraño, pero así debe ser, he tenido todo lo que la mayoría de vosotros solo podréis soñar, he probado muchísimo más de lo que debería haber probado, y en realidad nunca busqué nada de aquello, nunca me hizo sentir, nunca fue suficiente, por eso no me quedé, y ahora, de repente, cuando menos lo esperaba caí de rodillas rogando.

Tampoco busqué esto, de hecho, después de echar un vistazo retrospectivo y ver como suelen ocurrir las cosas en mi vida, las situaciones surrealistas a las que me he enfrentado, de las que he disfrutado, de repente, en el lugar menos pensado, en el momento menos pensado y haciendo algo completamente trivial, aparece ELLA, la persona que menos me esperaba encontrar, y me enseña nuevos niveles que nunca había rozado.
Nuevos niveles de deseo, nuevos niveles de características personales que creía mermadas, nuevos niveles del miedo (porque es la primera vez que me da miedo que alguien pueda desaparecer, como yo siempre he hecho), en definitiva, parece ser que de cualquiera de las formas yo iba a ser arrastrado hasta aquí, hasta encontrarme con ella para: ¿Darme una lección? Es muy posible. ¿Para que me destroce? Tiene toda la pinta. ¿Para que ahora que soy yo el que no puede prescindir de mi dosis diaria de ELLA, termine jodido y quedándome con las ganas? No me extrañaría. ¿Y qué? Tampoco pedí nada de lo otro, ni lo bueno ni lo malo, así que simplemente haré lo que mejor se me da hacer, alimentarme, ser yo mismo, ser esa máquina de consumación del placer y la autosatisfacción que vino al mundo hace 26 años y dejarme llevar.

En fin, amigos, ella ha vuelto a colarse, solo quería deciros que si adoráis a Satán, es muy posible que os acabéis quemando. Y también deciros que mi especialidad es joderos la vida, así que mientras el papel medie entre nosotros, todos y todas estaréis mucho más seguros (Ya sabéis niñas, nada de dormir bocabajo, eso tienta a Satanás). En cualquier otro momento estaría encantado de poder recibiros a todos y todas, incluso podría fingir que me interesa algo más que dejaros agotadas como pilas usadas, y yo quedar saciado, cansado y con la mente en blanco, pero ahora mismo estoy sufriendo mi propia condena.
Estoy sufriendo mi metamorfosis emocional, como la historia de Kafka, solo que al revés, mis emociones de escarabajo pelotero están ahora volviéndose humanas, más humanas que nunca, y todo por ELLA (¡Que podrías ser tu! Ja ja ja no en serio, olvidad esto último, solo Luci y yo sabemos de qué va).

Después de esta introducción permitidme que vuelva a mi viejo amigo el folla-novias. Bien, vuelvo contigo.
Debes saber que eres otro monstruo como yo, pero con diferente forma, diferente manera de hacer las cosas, diferente mirada, sinceramente, creo que tú estás bastante más jodido que yo, y eres peligroso, realmente peligroso.
Eres hermético, políticamente correcto, no llamas la atención, actúas tal y como se debería actuar a ojos de los demás, eres un verdadero sociópata, y aún así, yo te quiero como a un hermano.

Allí estábamos los dos, una vez más habíamos eludido nuestras supuestas responsabilidades y habíamos huido hacia el mar, nos gustaba dejarlo todo durante horas para tumbarnos junto al mar, mirando fijamente a la inmensidad, como esperando algo, sin decirnos nada. Solo fumando, o leyendo algo, o tocando alguna canción.
Escapábamos del instituto y nos pasábamos por casa de nuestro camello, que a su vez era la madre nuestra amiga Esther, y tú tenías que esperar abajo, porque decía que le dabas miedo. 
Yo subía, porque yo le parecía tierno por algún motivo inexplicable, y tardaba mucho en bajar a veces, y bajaba con mucho más material del que nos correspondía por la pasta que llevábamos, y a veces bajaba pronto con solo unos restos.
Nunca te conté nada de aquello porque se que te follabas a Esther, y se que con un par de mamadas habrías acabado cantando, y no te lo reprocho, pero entiende que habría sido un problema para todos, su padre era Guardia Civil.
El caso es que yo subía, y allí se encontraba ella, vestida en plena mañana como si fuese a una especie de gala o a recoger un Oscar. Dejaba la puerta abierta y se volvía hacia su habitación, y yo siempre golpeaba tres veces la vieja puerta de madera y entraba, avanzaba directamente hasta su cuarto, y allí estaba ella, tumbada en la cama, con el vestido dejando ver prácticamente toda su intimidad, esperando su ración de carne fresca.
A mi me daba igual, ni la deseaba, ni me resultaba desagradable, solo lo hacía, tenía buena hierba.
El caso es que según su nivel de antidepresivos y tranquilizantes en vena, teníamos uno de los dos espectáculos posibles.
Una de las posibilidades consistía en que yo me acercaba al borde de la cama, soltaba la mochila del cole, ella gateaba hacia mi, me desabrochaba el pantalón y se me tía mi congelada polla en la boca (una sensación realmente agradable), donde poco a poco iba creciendo a una velocidad de vértigo, hasta alcanzar el punto en que tenía que sacársela de la boca y comenzar a succionar porque de otra manera habría muerto con mi aparato atravesado en su garganta. Nunca he podido tener las manos quietas, así que mientras tanto yo iba calentándola un poco, aunque la señora era bastante tradicional, no pedía nada del otro mundo, un sexo de lo más común y aburrido, solo buscaba alguien que aguantara algo más de los veinte minutos reglamentarios del sargento, y si se terciaba, un poco de sexo anal (en este punto chillaba como una cerda y a veces llegué a temer por su vida, rozaba el desmayo).

La otra posibilidad era la siguiente: Si estaba demasiado dopada, solía encontrármela en el salón, con una bata de seda y todos los accesorios que un pintor necesitaría para su obra maestra: caballete, óleos, paleta de mezclas, etc.
Cuando me encontraba esa escena, ya sabía lo que tocaba, así que lo primero que hacía era enchufar la estufa más cercana, y luego acercaba ese butacón que tanto le recordaba a su hermano pequeño (que murió muy joven), y me sentaba desnudo en él a fumarme tranquilamente un petardo.
Luego, cuando  afirmaba haber terminado, me vestía, me acercaba a ver su obra (un montón de garabatos de miles de colores en una mezcla heterogénea que parecía más bien la pota de un perro y le decía "Perfecto, Ángeles, sabes captar mi alma a la perfección" y luego le besaba la frente.

Seguro que nunca pensaste que estas cosas ocurrían detrás de la hierba que fumábamos mirando al mar.
Seguro que no imaginas tantísimas otras cosas que pasaban, como por ejemplo con esos poetas de mierda que me presentabas, esos lameculos que no paraban de traerme cuartillas y cuartillas llenas de basura para que les comentara qué me parecían, y ante tal promesa, esos niños ricos nos prestaban sus coches caros, nos prestaban sus mujeres caras, nos ofrecían sus drogas caras en sus fiestas caras a las que nos invitaban.
Ahora que lo pienso, hacíamos un buen equipo, no estuvieron nada mal esos años, luego pasó lo que tenía que pasar, caminos distintos.
Me alegró verte el otro día, me alegró contarte lo que me está pasando, y que te interesara y me escucharas y en cierto modo te alegraras por mi (siempre te gustó verme metido en líos).
En fin, comprenderás que rece cada noche para que nunca llegues a conocer a Luci, puedo perdonarte una vez, y porque no me importó, pero ahora mismo no me importaría hacer contigo una de las cosas que mejor se me da hacer, solo con pensar en que le pusieras una zarpa encima.
En definitiva, creo que mañana o pasado nos veremos.

Hasta aquí puedo escribir, podría contaros que esta ha sido la historia de cómo detrás de las pequeñas cosas (como ir a pillar hierba, o pintar un cuadro, o echar un polvo) se esconden grandes historias, se esconden cantidades industriales de dolor y demás porquería.
Pero soy un sádico, me encanta ver como las personas se equivocan, como le dais vuestra genial interpretación, aunque a veces me provoque un poco de vergüenza ajena.
Me encanta ver el brillo en vuestros ojos cuando como una estrella fugaz, la idea de que podéis ser vosotras esa Luci de la que hablo, se os pasa por la cabeza. Resulta incluso excitante, pero solo una es Luci, solo TÚ eres luci, y solo contigo es esta guerra, o contra ti, no hay término medio. Y me encanta. Y te encanta.
Y tenemos asuntos pendientes. O al menos me gustaría que los tuviéramos.


Buenas noches.

miércoles, 28 de agosto de 2013

¡Feliz Cumpleaños!

Imagino que no os sorprenderá saber que en cada cumpleaños que se celebra en el mundo, siempre hay un niño que derrama el refresco en la mesa, de forma inconsciente, con un rápido movimiento de brazo.
Al menos en aquella época que podríamos llamar mi infancia, sucedía así. No se si ahora se siguen celebrando cumpleaños para los niños a la vieja usanza, igual ahora se celebra por vídeo-llamada y soplan las velas desde sus Nintendo DS. Me da igual, me la trae realmente floja. Esta noche me da igual todo, y no tengo ningún motivo, no debería estar así, pero supongo que algunos recuerdos, es lo que tienen.

Cuando me asaltan estos recuerdos de cumpleaños, una tormenta de fotogramas de personas con pelos cardados, maquillaje en abundancia, pellizcos en las mejillas, tirones de orejas, batidos de chocolate ,vainilla y fresa, y manteles de cuadros, me invade una sensación de profunda tristeza que evita que pueda dormir.
A veces, en lugar de fotogramas, lo que me viene a la cabeza es el primer plano de un vídeo casero que capta sonrisas forzadas, situaciones domésticas sintéticas, y la voz de mi padre que no aparece en el vídeo, va narrando lo que el objetivo capta.
No es nuevo esto del desvelo por la tormenta de recuerdos, ocurre bastante a menudo, como ocurren a menudo cosas increíbles en mi vida. Como has ocurrido TU. Pero no podemos ignorar la otra cara de la moneda, también ocurren cosas terribles constantemente, a veces ni siquiera ocurren, es solo su recuerdo, que vuelve para torturarme, y yo había encontrado una cura: mantener mi cabeza ocupada, y mi cabeza siempre ha estado en mi polla, y si la tenía ocupada o fuera de servicio, recurría a sustancias ilegales, a músicas ilegales, a sexo prohibido, a llenar el vacío. Pero nada sirve.

Realmente nada sirve, asumamoslo, el lobo estará siempre acechando, y cuando más tranquilo esté, se me enganchará de nuevo al cuello. Y me gusta. Me encanta mi lobo, porque me lo has dado todo, y me lo has quitado todo. Porque por ti no soy todo lo que debería ser y no quiero ni nunca querré ser.
Tenemos que aceptarlo, soy todo lo que vuestros padres no querrían para vosotras, niñas. Soy el hijo que nunca querríais tener. 
Puede que parezca que si que lo deseáis, que os resulte misterioso, intrigante, seductor, profundo, y tengo que reconocer que lo soy. Pero no queréis conocerme, hacedme caso: NO QUERÉIS LO QUE YO TENGO.
Estoy cansado de advertíroslo, estoy agotado de sentirme como un puto vidente, os aviso siempre de todo lo que hay, de lo que pasará: Tengo un pene Cactus, si te acercas demasiado a él, acabarás herida. 
Y todas acabáis heridas, una detrás de otra. Guardo en mi habitación una montaña con vuestros corazones rotos, lastimados, gimiendo, agonizantes, y cada vez que los miro, me provocan una erección.

Tengo que reconocer que a veces me habéis hecho dudar, cuando era más joven en todos los sentidos.
A veces me hicisteis llegar a creer que podría tener un/a compañero/a de viaje, alguien que de verdad podría asumir lo que soy y aceptarlo, pero os vi caer, uno y una detrás del otro, os vi caer.
Intenté ayudarte a ser un león, y me equivoqué, porque una oveja nunca puede aprender a ser un león y vivir con ello, me equivoqué. Me equivoqué y te robé a tu chica, y llegué a quererte casi como un padre debería querer a su hijo, y reducías mi soledad, pero ella era una leona y podría haberte destrozado, pensé que tenía que hacerlo yo. Cuando viste lo que soy, tu tampoco pudiste soportarlo.
Para que quede claro, no me arrepiento de nada. No me arrepiento ni de lo que soy, ni de lo que hice, absolutamente de nada. Joder, solo digo que deberíais escuchar un poco las advertencias que se os hacen, o al menos luego, no os quejéis.

De cualquier modo eso me da igual, ahora estoy aquí tecleando a una cuarta parte de la velocidad normal, porque como decía, los recuerdos han vuelto, benditos recuerdos, y yo he salido un rato a tomar el aire y me he acordado de ti, de que ya no estás y he golpeado la pared multitud de veces. La he golpeado con mis puños cargados de rabia y ahora no puedo teclear. Y tu no has vuelto, porque la muerte es de acero, y ahora mis nudillos empiezan a hincharse y ella no quiere traerte de vuelta. 
Me he acordado de ti, y ya no estás. Me he acordado de ti al recordar que yo soy ese niño que derrama el refresco en los cumpleaños y eres tu el que se ha marchado para siempre.
Y la cadena de recuerdos me ha llevado hasta aquél cumpleaños en el que me salvaste, como tantas otras veces hiciste, porque yo era un niño extraño, abusado, sin miedo, sin risa, sin llanto, sin amor, sin compasión, yo era un jodido niño extraterrestre, ajeno a vuestros convencionalismos, y tu me guiabas.

Toda esta cadena de recuerdos me arrastra a aquella tarde, en el cumpleaños de "Virginia, la Gorda".
A ninguno de los allí presentes le gustaba Virginia. Cuando teníamos Educación Física, todos la evitábamos en las clases posteriores, tantísima carne, tantísimo sudor, una enorme bola de remordimientos de 16 años.
De verdad que la odiábamos, si en lugar de en una escuela pública nos encontráramos en la Isla de "el señor de las moscas", de Golding, la habríamos empalado o habríamos destrozado su cabeza con una roca.
La cuestión es que allí estábamos todos, las chicas de clase que aún soportaban acercarse a ella por compasión, las drogas, una casa vacía, los chicos, que estábamos allí por el alcohol, las drogas y las chicas (Exceptuando a la gorda), y su hermano, un jodido matón.
Cuando los padres de Virginia se separaron a ella le dio por inflarse a lo zepelín y a su hermano le dio por ponerse como un toro para derrochar su frustración en golpes varios a diestro y siniestro.

Puedo recordar cada detalle, es como si estuviéramos allí de nuevo, puedo ver aquella chispa en vuestros ojos, la llama de la inquietud en tu rostro, eramos tan diferentes.
Te encantabas tal y como eras, te encantaba que tuviéramos alcohol, te encantaba el hip hop, y tu ropa ancha, tus pantalones holgados y la camaradería, te encantaba formar parte de un "tribu", eso era suficiente para ti. A mi me ocupaban otros menesteres, tu tribu no me aceptaba, no entendía mi existencia, ni siquiera comprendían mi manera de respirar. Yo me follaba vuestros ritos, vuestra camaradería, vuestra ayuda mutua, vuestra caza en manada. Pero a ti te quería, te quería muchísimo.
Mientras hacíais las correspondientes demostraciones de virilidad, yo solo me sentaba, les susurraba, solo tenía que mirarlas del modo en que querían ser miradas, solo tenía que despertar a la bestia que les arañaba desde su interior. Tus amigos me odiaban por eso, por tenerlas siempre orbitando mi planeta, porque a ojos de tus amigos yo era extraño, malvado, siniestro, un saco de huesos engreído, y ellos eran buenos.
Me encanta ver lo buenos que os consideráis todos.

El cumpleaños se desarrolló como estáis imaginando, la típica fiesta clandestina de cumpleaños de unos chavales en plena transición, puro fuego.
Poco a poco, la sucesión de rituales fue progresando, en el siguiente orden: Formalismos, selección de los afines, camaradería, juegos de alcohol, juegos con drogas y por último, como colofón, juegos de exploración sexual.
Una vez intoxicados y desinhibidos, comenzaron los juegos de iniciación sexual, primero una botella que gira indicando qué dos jóvenes debían besarse, luego besarse con o sin lengua, etc.
En realidad todos sabíamos por las miradas quienes querían besar a quién, quienes se deseaban desde anteriores aventuras, y quienes simplemente querían al menos besar o ser besados por una vez en su vida.
Podía sentir la excitación en vosotros, expectantes. Podía sentir (y oler) la ilusión en Virginia, una ilusión por sentirse integrada que me daba asco, asco y ganas de vomitar, y de morir, y de matarla, porque todo era falso, todos rezábamos por no tener que besarla, todos estábamos allí por puro interés, todos hubiésemos dormido estupendamente esa noche si ella se hubiese caído muerta allí mismo.
Pero ella sonreía, y yo podía ver el pudor en sus ojos, y se ruborizaba cuando la besábamos, y dios sabe que yo intentaba hacerlo bien, quería que se sintiera querida, daba lo mejor de mi, la follaba con mi lengua, pero no podía evitar sentir repugnancia entre tanta hipocresía.

A medida que la noche avanzaba, los juegos se iban volviendo más y más íntimos, ahora ya no había que besarse de ninguna de las maneras allí, delante del resto del grupo, ahora, los dos elegidos debían marcharse a una habitación vacía y "enrollarse" (lo mismo de antes pero con un poco de tocamientos varios).
Como era de esperar, en este nivel del juego, Virginia, teniendo conocimiento de que nadie querría manosear su voluminoso cuerpo, se negaba en anticipación a que lo hiciera el otro elegido, para evitar la bochornosa situación (El poder de las masas, conseguimos que tu misma te negaras a ti, a lo que eres).
A mi me jodía enormemente esa situación, Virginia era la casilla de vuelva al comienzo de la Oca, le daba vidilla al juego, pero en fin, supongo que lo creíste lo mejor, pero debo decir que preferiría haber tenido que follarme uno de tus michelines a ver como te negabas a ti misma, a lo que eres. Fue un espectáculo realmente degradante.

Todos los chicos queríais a María, os moríais por ella. María hacía grafittis. María fumaba Hachís. María escuchaba la música más prohibida. María conocía la historia de los personajes más crueles y despiadados del panorama MTV. Los padres de María se habían divorciado. María era toda una joyita, y a María le gustaba el chico extraño, el chico que hablaba bajito, le gustaba el joven flacucho de habla post-coital. "Deberías trabajar en la radio" decía. María había follado con multitud de muchachos que ninguno conocíamos, durante las vacaciones de verano. María no paraba de mirar al jodido flacucho de mirada intensa y sonrisa traviesa. Y vosotros queríais matarme, porque algo diferente no puede venir a robaros lo vuestro, porque sois más y sois todos geniales, pero tu los disuadías. Gracias, creo que nunca te di las gracias por evitar que me mataran constantemente, aunque igualmente yo ya estaba muerto por dentro.
Y no se puede matar lo que ya está muerto.

Como estaréis imaginando, llegó mi turno, me tocó entrar en la habitación con María, la chica que follaba en verano con tipos desconocidos, la chica que llevaba preservativos en la cartera, la chica de las calaveras y las cruces invertidas, la Riot Grrrrrl.
Entramos en silencio en la habitación, y tras cruzar la puerta yo me quedé de pie, justo en frente de la cama que había al fondo, esperando, quería jugar por una vez según las reglas.
Ella se sentó en la cama, y con un movimiento de su dedo índice, me indicó que me acercará hacia allí, y yo me acerqué, en ciertas cuestiones puedo resultar un tipo realmente complaciente.
Me atrajo hacia ella, comenzamos a besarnos y yo la embestí de manera que caímos tumbados en la cama, yo sobre ella. Ante este movimiento ella colocó sus manos en mi trasero y comenzó a empujar rítmicamente mi notable erección contra su entrepierna, juego bastante doloroso si tenemos en cuenta que estábamos completamente vestidos (cosa que yo no comprendía). 
Así continuamos unos minutos, todo era saliva, mordiscos y movimiento rítmico. Luego, cuando ya no lo soportaba más comencé a quitarle la camiseta, dejándola en sujetador y a continuación descubriendo sus pequeños pero excitantes pechos. Ella hizo lo mismo conmigo. Aquello encendió aún más el fuego, no lo sabía pero estaba quitándole los anclajes uno a uno a una bestia difícil de controlar.
Le desabroché los tres botones de su pantalón, y cuando iba a bajárselo para que dejará de destrozarme el pene (aquello se había convertido en un juego consistente en pasar mi polla por un rallador), ella me apartaba las manos y sonreía, y yo le besaba la cara y ella lamía mi lengua, ambos sudábamos y nos retorcíamos, y aquella pequeña resistencia hacía todo mucho más excitante, yo no podía parar de lamer sus pechos y ella estaba efervescente, pero se negaba a perder el control, volvía continuamente y yo podía sentirlo, así que la encendí más, y más, y más, y más, hasta el punto en que ella misma me desabrochó mi pantalón y luego introdujo su helada mano en mis boxer.

Dudo mucho que hubiera tenido otras pollas en sus manos, tocaba aquello con una delicadeza-brutalidad que me indicaba que no sabía bien que hacer con aquello, así que decidí ayudarla un poco.
Le bajé finalmente sus pantalones y comencé a frotar mi durísimo cacharro por su sexo sin bajarle las finísimas bragas transparentes que llevaba y ella se retorcía ante tal fricción, y gemía y se ahogaba en rebufos.
A veces ella misma marcaba el ritmo, me la quitaba de la mano y la introducía más y más y cuando yo empujaba para consumar la penetración, ella de repente volvía a tomar el control y la sacaba de nuevo (joder, con tanta descordinación y tira y afloja casi me corro antes de empezar).
Finalmente aparté a un lado la ligera prenda que ocultaba su sexo adolescente e introduje mi polla sin ninguna dificultad en aquella chorreante vagina a la vez que pasaba mi lengua por su cuello, subiendo hasta su oído, a lo que ella respondió, primero con un gemido intenso de placer, y luego con un empujón brutal y una variedad de patadas de algún arte marcial desconocida que me lanzó despaldas contra el otro extremo de la cama.
María se puso la ropa mirando al suelo todo el tiempo, creo que lloraba, tenía mucha prisa, y mi erección se fue al carajo.
Salió de la habitación y ahora todo eran gritos, y llantos, y todas esas cosas que tanto os gustaban.
Respecto a mi, si no hubiera sido porque sospechaba que de un momento a otro entraríais con tridentes, antorchas y horcas, me hubiera masturbado, porque estaba realmente caliente, fue bastante cruel que me dejara así.
Tal y como esperaba entrasteis en la habitación llevando la heroicidad a nuevos niveles, podríais haberme pegado, o matado, podríais haberme cortado la polla, si hubierais hecho alguna de esas cosas, el mundo no se habría perdido algo esencial y a mi no me habríais cabreado demasiado, creo que en parte deseaba que lo hicierais con toda mi alma., pero tu me salvaste. Me salvaste una vez más, y yo no he podido salvarte a ti.
Ahora te pongo velas dos veces a la semana, como un puto meapilas de esos que tanto odiábamos.

Ahora me sangran los nudillos, pero me siento algo mejor. Gracias por salvarme, no estuvo mal, las cosas por aquí no van tan mal, en serio, deberías verme ahora.
Sigo siendo extraño, siniestro, egoísta, maniático, paranoico, hipocondríaco, borde, flaco, alto, intolerante, elitista. Todo eso y mucho más, pero de verdad que ahora no está tan mal.
Te hecho de menos tío, te hecho de menos y me sangran los nudillos, y pensarán que estoy loco porque ahora me siento mejor, después de machacarme la mano contra la pared, pero me siento mejor, y además, siempre lo han pensado.

Me sacaste de allí sin que me pasara nada, y los chicos me gritaban, y yo les sonreía, y las chicas me abrazaban y me contaban historias, se disculpaban por la actitud de maría. Porque sus padres se habían divorciado. Porque pintaba con Spray. Por sus calaveras. Porque el día después de recibir la primera comunión en Jaén, su ciudad natal, su tío y su padre, borrachos, se encerraron con ella en una habitación y la tocaron. Y se sacaron la polla. Y la obligaron a que se las besara. Y ella era todo sal. era semen y lágrimas.
Y yo había metido la pata una vez más.

Voy a dejar de aporrear teclas, estoy agotado y te hecho de menos, y la hecho de menos, a mi sexy máquina de rayos X, a la que me ve por dentro y no sale corriendo, a la que cuando lea esto, pensará "lo sabía" y seguirá tranquilamente con su vida.
Espero que estés bien, hermano, siempre supiste cuidar de ti.  de todos a los que querías, yo no te olvido.

PD: No se si habrás visto por ahí a "Virginia la Gorda", me contó hace poco un tipo que estaba el dichoso día del cumpleaños, que hace ya un par de años que Virginia saltó al vacío desde una planta 6. Espero que no pillará a nadie debajo. Su hermano está en la cárcel. María está felizmente casada. Con una mujer.



Buenas noches.

lunes, 26 de agosto de 2013

Una vez y no más

Aquella noche mientras concluía los preparativos, mientras me recreaba concienzudamente en mis pequeños rituales para dadas ocasiones, podía sentir que en esa ocasión algo iba a ser diferente.
Sinceramente, cuando llevas mucho tiempo haciendo lo mismo, sea lo que sea a lo que te dediques, si llegas a hacer de tu vicio un arte con el que vivir, sin sentirlo como una carga, entonces comprobarás lo difícil que puede resultar prescindir de ello cuando te lo propones.

Era una noche como otra cualquiera, en una ciudad que podría ser esa donde tu vives, mi amor. Podría ser esa empinada calle por la que me arrastro de madrugada sin llegar nunca a la cima en un burdo intento de corresponderte. Sabes bien de qué calle te estoy hablando. Sabes bien del camino al que me refiero, de la mirada sin compasión de una pálida luna que se clava en tu espalda, de los perros abandonados que dan cobijo a las sucias pulgas suicidas. De las madres desparasitando los esqueletos del amor, de los niños muertos al nacer, de la esperanza que se hospeda en los ojos del sol de la mañana.
Si reconoces el sórdido paisaje, debes saber, querida, que el único motivo por el que lo recorro una y otra vez, es que si no puedo tenerte, y no puedo, quiero terminar de una vez y pasar a formar parte del lienzo, con los perros abandonados, con sus pulgas cansadas de vivir de la sangre robada, del amor prestado, del capricho adolescente.
Me quedaré a vivir dentro de ese Freak Show, por si alguna vez te da por bajar a nuestro infierno, por si te asomas a mis ojos, por si abres tu oídos y mi risa se vuelve llanto, y deseo, y fuego.

Una vez concluidos mis excéntricos ritos de preparación para la noche, una vez recorrido en soledad ese camino lleno de fúnebres ojos que contemplan, que comentan: "Ahí va de nuevo...estás a tiempo chaval, ¿Por qué no lo dejas ahora?....busca la paz, deja de una vez de buscarte problemas...", llegué al lugar de encuentro.
¿Conocéis esa sensación de cuando se te olvida un nombre que estás cansado de repetir hasta la saciedad?,
¿Sabéis de esas noches en que de repente no puedes dormir intentando recordar el nombre de un personaje de película o serie? Pues bien, así comencé a sentirme yo aquella noche, esa sensación de incomodidad me acompañó con una intensidad abrumadora desde el comienzo de la velada.
Como decía al comienzo, cuando estás acostumbrado a actuar de una determinada manera, es una tarea ardua deshacerse de esos movimientos parásitos, es casi imposible controlar al máximo tus movimientos para no actuar como sueles hacerlo.
Aún así, allí estaba yo, en mi hábitat natural. Ya desde el comienzo sentía como su mirada se clavaba en mí, y a pesar de evitar cualquier tipo de contacto visual más allá del imprescindible durante el momento del saludo, sentía la electricidad que me enviaba, sentía como desplegaba su campo magnético.
En esta materia como en cualquier otra, cuando alcanzas un nivel, puedes llegar a sentir ese tipo de cosas, sabes como funcionan, las ves venir aún sin mirar.

Me abracé a diferentes distracciones, a uno de los pocos hombres que puedo decir que quiero en el mundo sin sentirme gay ni hipócrita. Intenté perderme en brindis, historias, falsa modestia, risas nerviosas y otro tipos de placeres mundanos extraños para mi. No surtía efecto, encontraba la manera de arrastrarse hasta mi pequeña fortaleza, tenía su propio caballo de Troya, nadie cerraría las puertas de una conversación a ese tipo de caballo de Troya, no a uno tan bien fabricado, aunque solo se esmeraran en la fachada.
De cualquier modo, a pesar de que empezaba a sentirme más seguro, rodeado de alcohol, música, miradas, entumecimiento mental, halagos y charlas ajenas intrascendentes, el hecho de dar cobijo a tan brutal lucha interna como la que se debatía en mi interior me hacía sentir confuso e incómodo.
Ella no desistía en su intento de acercarse a mi, estaba sacando lo mejor de sí misma, estaba usando todas sus armas, incluso juraría que en cualquier otro momento me habría resultado tan convincente que hasta la habría creído, aunque claro, en otro momento me hubiera importado una mierda creerla o no, solo habría tomado lo que me apetecía.

La noche avanzaba y y su sombra seguía acechando, y yo me aferraba a tu fantasma, y rezaba a ese dios que tanto me odia, pero con el que estoy en tregua de mutua ignorancia, para que te trajese hasta allí, para que diera descanso a mi alma, porque ni podía desear lo que estaba a mi alcance, ni tener lo que deseaba. Ni tenerte a ti. Era una paradoja humana intoxicándose entre historias de los buenos tiempos.
Sería un hipócrita si contara aquí y ahora que maté al dragón y me quedé con la princesa, ¡joder, qué más quisiera! La princesa no apareció, porque las cosas de palacio, van despacio, y tendría otros asuntos que atender mucho más importantes que apagar el fuego de este esqueleto sin alma.
Así que, la bestia lanzó todo su arsenal contra mi, y yo esquivaba los que podía, aunque he de reconocer que a veces la frontera entre poder y querer está algo confusa, pero bueno, yo tenía bien claro que quería, que quiero, y es una putada.
Viejos trucos aprendidos en locales oscuros, ella no paraba de querer susurrarme cosas al oído, dejando que su lengua calentara mi piel, acción a la que yo respondía apartándome bruscamente para sorpresa de los presentes. Acudió al plan B: La noche avanza y apetece sentarse a beber ahora en serio, y a pesar de que hay infinidad de asientos libres, viene a sentarse encima de mi, colocando su herramienta bien en posición, para que yo la notase, y tras los cuarenta segundos de cortesía me levanto con una excusa barata.
Huyo a la barra y me coloco junto a algún hombre triste cualquiera a esperar mi bebida, cuando de repente soy víctima de un ataque sorpresivo desde atrás, me envuelve con sus brazos a la altura de la cintura, estrella sus labios contra mi nuca y con sus manos empieza amasar el lugar donde habita mi pene, que si tuviera dientes le habría mordido la mano para que se largara de allí.
Terminó por marcharse, y no se despidió. Y doy gracias a Dios por romper su tregua, por ese cable que me lanzó. ¿Se puede decir que vencía al dragón? No creo que se pueda considerar una victoria épica, uno no es de piedra, y no sale siempre ileso. Creo que el dragón se retiró aburrido y por eso me libré, pero la verdad es que me vale, ¡joder si me vale! 

A continuación y después de unas horas, cuando la noche muere y los tipos duros nos desnudamos entre chupitos, para no volver a mirarnos a la cara hasta olvidar nuestro intercambio de confesiones. Lo siento, amigo, tengo muy buena memoria.

—Bueno, qué, hijoputa ¿me dices lo que te pasa? ¿El pequeño miky (mi mote de la infancia) tiene el pito malito? Ja ja ja.

—No te rías joder, no ha sido fácil —contesté—, ya te dije que estoy bien jodido.

—No ahora en serio —me interrumpió—, ¿fimosis? No es para tanto hombre, solo tenías que explicárselo. La has cabreado bien tío, ahora se lo contara a mi chica y esta me dará la coña sobre lo hijo de puta que eres, así que mira, ya somos dos los que no follamos esta noche.

—Que se joda. Y jódete tu también, te dije que no la invitaras, que no estoy como siempre, que no puedo hacer lo de siempre. No me sale.

—Eso tienes que contármelo, miky —y me atrajo hacia él tirando de mi camiseta— y no me cuentes una historia de cuando éramos pequeños, ¿en qué andas metido que hace que rechaces a *a*a? 

—No quieras saberlo, en serio.

—Eh, soy yo, el tito Carlos, puedes confiar en mí, solo me follé a una de tus novias, Ja ja ja.

—Cierto, no se si llegué a darte las gracias por eso —sonreí—, me pasa lo que estás pensando. Eso que intuyes que me puede estar pasando, bien, cógelo, báñalo en lejía, dáselo de comer a un elefante y espera a que lo defeque, búscalo, sácalo de entre sus heces y pide a un transexual tuerto que eyacule sobre ello, y entonces así tendrás una ligera impresión de lo feo que está el asunto.
De lo jodido, arriesgado, doloroso, terrorífico e incontrolable que está la historia.

—Pues lárgate, eres especialista en eso, el mayor escapista del cole, no te has enfrentado a nada que te impresionase en tu puta vida, ¿Qué más da hacerlo una vez más? ¿Llamo a *a*a y le digo que vuelva?

—Jódete —ingerí un chupito—. No se te ocurra hacer eso. Y no soy tan cobarde, pero es que estoy impregnado tío, estoy aquí y estoy deseando que pasen los segundos, los minutos, las horas, estoy ahogándome en la espera de nuestro próximo encuentro.

—Mmmm...Vale, en lugar de *a*a, necesitas a MANOLO, tío, ¿te has vuelto marica o qué? ¿De verdad hay alguien?

—Ese es el problema, el jodido problema del ser/estar. Hay alguien en mi cabeza, pero solo ahí. Fuera de ahí está mucho más difícil todo. Y no es alguien, es ELLA. Y ahora todo el tiempo estoy esperándola, o esperando algo, o...no se, no se lo que espero.

—Interesante, háblame de tus sentimient....¿Ha colado?, no en serio, ¿está buena? Debe estarlo para tenerte así....

—¿Recuerdas el verano en que se suicidó M**u*l Q*in*te*o?, Te acuerdas de aquél viejo allí con medio cuerpo en la acera y medio en la carretera? ¿Recuerdas el sonido de su cuerpo al estrellarse? ¿Recuerdas sus dientes esparcidos por la parcela?
Ese verano, mi tio I*n**io, que acababa de divorciarse, decidió llevarnos a las primas y a mi al mejor parque de atracciones del país para que nos olvidáramos del incidente. Me dijeron que podía llevar a algún amigo del cole, y te elegí a ti.

—Es verdad, tío —interrumpió—, fue cojonudo, a tu prima R*b*c* le empezaban a crecer las tetas y en las atracciones de agua se le transparentaba la camiseta. Cómo me puso siempre tu prima, eres un cabrón con suerte.

—Escúchame. Lo que quiero explicarte es lo que me ocurrió al llegar allí: Siempre he tenido vértigo, puedo soportar las atracciones pero había una montaña rusa allí que me aterraba, me aterraba y a la vez me llamaba, me pedía que subiera allí, que probase suerte.
Llegamos al parque y después de montar en varias atracciones, fijásteis el objetivo de subir a aquella montaña rusa, y yo dudaba, de verdad que dudaba, hubiera deseado desaparecer para evitar el conflicto que se gestaba en mi interior. Pero como ya sabes, subí. Me senté junto a ti, en la tercera o cuarta pareja de vagones.
La espera a que se completase de viajeros el "tren" estuvo acompañada de nervios, caras serias y pálidas, risas nerviosas y "flojera de piernas", pero bueno, aquello arrancó y luego solo fue una sucesión de tirones.
Hasta que después de los correspondientes loops, nuestro vehículo descendió a ras del suelo, aminoró la marcha y emprendió una lenta subida empinada hasta alcanzar despacio, muy poco a poco el pico más alto del ascenso que nos daba una perspectiva aérea de la ciudad condal, prácticamente se podría decir que estaba parada allí arriba, disfrutando de la agonía que nos provocaba, de la duda ante el vacío y ante la pregunta de ¿Cuando caeremos?
Carlos, nunca antes me había sentido tan vivo. Nunca he vuelto a sentir algo así. Ese vértigo. Ese miedo a perder. Ese miedo a ganar. Ese miedo a desaparecer. Ese miedo a que desaparezca.
ELLA me ha hecho sentir eso de nuevo, Carlos. Y te diré que es la sensación más adictiva que puedes experimentar en mil vidas.

—Pero, ¿Quién es ella? ¿Cómo la has conocido?



Continuará....o no, ¿Quién sabe?


PD:

Odio los teléfonos, suelen ser portadores de malas noticias. Y hoy estaba realmente asustado, leí tu nombre en la pantalla y me temblaron las piernas, no se por qué, no me preguntes. Pero me encanta oír tu voz, es un respiro entre tanta ausencia. Me hizo ilusión. Buen trabajo, ¡mantente dorada Ponyboy!

domingo, 25 de agosto de 2013

¡Al Diablo!

Suelo recomendar a aquellas personas que me cuentan sus problemas, que para afrontarlos como es debido y encontrar la mejor solución, los afronten desde diferentes perspectivas, que durante unos instantes, sobrevuelen esos problemas contemplándolos desde distintos ángulos. Ya sabéis: "Depende del cristal con el que miras, todo es horrible, o terriblemente bello".
En realidad no, cuando alguien me come la oreja, suelo recomendarle que se pegue un tiro en la sien, se infle a pastillas o haga el salto del ángel, o al menos lo hacía.

Si señor, ese era yo hasta hace unas pocas semanas, hasta el momento de la abducción. Hasta el momento en el que mi ser fue totalmente alienado. Hasta el momento en el que se me ha instalado una compañera de habitación atractiva y diabólica, desgarradoramente ingeniosa, totalmente irresistible a aquellos que tenemos el don, en mi desequilibrada cabeza. Hasta el momento en el que incluso los parámetros que miden tiempo y espacio cambiaron, inventando nuevos marcadores de fechas y épocas desde su llegada. Hasta el momento en el que mi pene dejó de ser un bien público, para convertirse en un animal que acecha.

Y bueno, ¿Qué decir?, en relación con el consejo que al comienzo indico, creo que es bastante útil, lo he recomendado sinceramente y ahora que me ha venido a la cabeza (si, ella a veces me deja un poco de espacio para otros pensamientos, pero solo a veces) creo que no estaría mal aplicármelo.
Aquí estoy, buscando refugio en uno de los pocos rincones que me ayudan a ver las cosas con claridad, a plasmar ordenadamente toda la maraña de ideas y sentimientos que me poseen: La página en blanco.
Mi otro refugio es la guitarra, pero son las 2:41 de la mañana, y desde que de pequeño un vecino me insertó una llave en el costado, intento no joderles demasiado.

Comencemos. No entiendo por qué, pero se me acaba de venir a la cabeza ese refrán popular de "de lo que se come, se cría", llevo mucho tiempo devorando corazones, realmente soy una mala persona, una persona terrible, de verdad, no queráis conocerme. Si de lo que se come se cría debo tener un corazón bien grande y delicioso (aunque no lo use para nada), pero ¿por qué pienso en eso?, es muy sencillo: Estoy buscando qué ha podido hacer que ella venga a mi, y esa explicación podría ser tan válida como cualquier otra, de alguna manera es como si hubiera estado toda la puta vida invocándole, engordando mi corazón como a un cerdo para cuando llegará el momento, ofrecérselo en sacrificio. El momento ha llegado.

Para empezar, debo decir que ni yo te he invocado (al menos conscientemente, solo hacía lo que me dictaba mi naturaleza más primaria), ni tu me estabas buscando, ha sido una colisión totalmente casual.
Pero la casualidad puede dar lugar a cosas increíbles, quizás nuestra existencia, la del universo entero, sea producto de colisiones casuales, la casualidad puede arrastrarnos, puede salvarnos, puede matarnos.
Me parece muy importante que quede claro este punto, ya que la culpabilidad es el camino más corto a una vida aburrida, insípida, gris y llena de remordimientos y malas decisiones (que son las buenas decisiones disfrazadas de seguridad). Yo lo remarco NO ES CULPA NUESTRA.

Yo no vivo dentro de Lucifer, o Luci, como a mi me gusta llamarla, pero desde aquí declaro que no pienso sentirme culpable de nada de lo que ha pasado, estoy cansado, agotado, y a la vez, más vivo que nunca.
Si, señoras y señores enfermos mentales, van a contemplar hoy un milagro, y se lo voy a mostrar, o mejor dicho a confesar a continuación. Llegados a este punto, no puedo decir más que lo siguiente: Creo que me llegó el turno, es posible que esté enamorado como un perro, no puedo afirmarlo rotundamente, comprenderéis que me permita dudar ya que no entiendo mucho como funciona esto, pero si nos basamos en lo que hemos leído (no en nuestros libros de perturbados, bueno va...de esa manera también), lo que vemos en esas empalagosas películas de amor, y lo que escuchamos en las canciones, me declaro culpable.

¿Asustado? Bueno, seguro que vosotros y vosotras lo estáis más, ya os llegará, ¿podéis sentirlo?.
Ahora en serio, hasta hace un rato lo estaba, dudaba si mandar todo a la mierda y esconderme a escribir y follar y escribir y follar y escribir y follar y escribir y follar, etc...contando con que uno se pueda esconder de alguien como Luci. Me estaba planteando formas de escapar a esto que desconozco y no controlo, pero no quiero dejar nunca de mirarla a los ojos. No quiero perderme todo lo que nos podemos ofrecer mutuamente. No quiero perder la oportunidad de realizar con ella todo eso que se pasea constantemente por mi cabeza. No quiero desperdiciar un compañero de viaje así. No quiero perder algo tan real. Tan jodidamente real que hace temblar los cimientos de mi existencia. 

Tengo que reconocer que mi instinto de supervivencia se opone a brindar ciertos privilegios a Luci, él solo quiere que salga echando hostias de aquí, pero al fin y al cabo, él solo es una vieja asustada.
Quería conservar mi estabilidad emocional, quería seguir evitando el dolor (el dolor de verdad, el que recuerdo de la infancia, el que no puedes localizar con exactitud porque corre del estómago al pecho y del pecho al estómago), quería conseguir ignorar esta atracción, pero me rindo gustosamente.
No soy el tipo de hace un año, ni el de hace un mes, ni el de hace un siglo, a día de hoy y en estos momentos soy alguien único, soy el hombre de las 3:09, y seguramente un hombre diferente al de las 3:10, y desde mi existencia actual, no puedo más que decir que me rindo, que siento algo enorme, que si este asunto sale mal, me muero (pero no es cierto, ya nadie muere por amor), pero sería una putada, pero me arriesgo, porque es mucho peor fingir que esto no está pasando, es mucho peor pensar dentro de quince años que puede haber compartido aunque solo fuera un solo segundo mi intimidad con alguien como TU, y salí corriendo.

No puedo permitirme algo así, las consecuencias, buenas o malas, las asumiré porque merecen la pena, porque MERECES LA PENA, porque actualmente eres el centro de mi jodido universo, porque eres lo único que me hace sentir bien, haces que me olvide de todo, podría olvidarme hasta de respirar si me descuido. 
Cuando estoy contigo soy una puta polilla asquerosa y tu eres la luz, eres una luz que ilumina el porche de esa casa que bien podría ser nuestra, nuestra casa, nuestro mundo. 
Yo te contemplo totalmente eclipsado, y me acerco, me acerco. Me acerco aún sabiendo que puedo quemarme, que puedo caer inerte al suelo donde me recogerá por la mañana alguna maruja aburrida de culo gordo, madre de tres niños orejudos que en su momento eligió SEGURIDAD.

Querida Luci: Lo arriba expuesto va a misa (a misa negra, por supuesto), podría decirse que es mi decisión definitiva. Se que muchos y muchas se estarán echando las manos a la cabeza, y se que hay mil cosas que pensar, pero créeme, voy a pensar un poquito menos y a disfrutar y a aprovechar el momento un poco más. Somos de mundos distintos, tu eres un ser mucho más antiguo que yo, de ahí tu mayor nivel de maldad, pero a mi esas cosas no van a detenerme, solo puede detenerme una cosa: que tu me lo pidas.

Arriba expongo mi manifiesto, leelo tranquilamente y como tu sabes, sacándole todo el jugo, sus secretos, nuestros secretos.
Y después de eso, espero que te quede clara mi postura en este asunto, espero que te ayude a posicionarte en la tuya. 
RECUERDA: Si decides que no merece la pena, que te has confundido, o lo que sea, que esto no te condicione, es lo único que te pido.
Si crees de verdad que te causará más daños que otra cosa, solo tienes que pedírmelo y se acabó el asunto, y aún con todo el dolor, si me lo pides, aunque no sea de esta forma, yo seguiré intentando que sigamos siendo lo que siempre hemos sido, dos cometas que sin saberlo, esperaban impacientemente el momento de la colisión.

Depravados y depravadas, después de esto habré bajado peldaños en vuestro handicap de serial killers favoritos, pero miradlo desde este ángulo: Este es mi pacto con el diablo.


Buenas noches.