jueves, 9 de enero de 2014

No hay en el mundo.

No hay en el mundo cura para este dolor, el de encontrarme al encontrate, para perderme de nuevo al perderte. Devuélveme. Devuélveme o llévame para siempre contigo.

A veces, cualquier cosa es mucho pedir. A veces, no hay precio que pagar, no hay trato. Sencillamente no hay trato, y el mundo sigue girando, chirriando, malévolo, estridente.
El mundo continúa mientras arroja sin compasíon un montón de Nada a mi alma.
El mundo continúa girando y cuando por fin consigo ignorarlo y quedarme dormido, se cuela por mi ventana y me escribe en la frente "INSATISFACCIÓN" con la sangre del cadáver del que un día fui según tú.

Sangre del cadáver del hombre que una vez consiguió colarse en ese corazón blindado.
Sangre de la misma herida, nuestra herida compartida; míralo, parece que está dormido, se cortó. Se cortó con los pedazos de un sueño roto en mil pedazos.

 Y es que después de la resignación, dejé de sentirme Diablo de mis virtudes para proclamarme y aceptarme como Dios de mis vicios.

Ella, dueña de los destellos que resplandecen en mi oscuro lienzo.
Ella, tú. Ya sabes quién. 



Y a continuación algo que me ha recordado mi maldita suerte, la de querer para mí lo único que no sé cómo tener. Lo que es imposible poseer. Lo desconcertante. Lo excepcional. Ella, su resplandor y el mar.
Algo que me recuerda lo que odio mi vida. Renunciaría a todo lo que proclamáis glorioso de mi vida, por saber cómo hacerlo. Tu ya sabes qué.


*"-Bebes mucho, escribes poco y solo haces ejercicio en la cama. Amas a las mujeres, pero te odias a ti,  así que a cualquier mujer que le gustes, la consideras una tonta. Y como esa mujer puede ser casi cualquiera, esta te dice adiós."

*Californication.

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