domingo, 25 de mayo de 2014

Ahora (Y siempre)

Pensaba escribir como despedida
un poema más triste que un blues
lo pensé mientras metía de nuevo en la maleta
el viejo sentido común.

Pero luego pensé en tus tacones
haciendo sonar un camino de baldosas amarillas
te imaginé de cervezas, o comiéndonos a besos,
por ese largo camino que tardamos nueve meses en atravesar.

El parto más largo del mundo.

Dar a luz.

Darnos luz.

Tú, me diste la luz
y eso me lo llevo conmigo.

A cambio te he dejado
un enjambre de estrellas
ya sabes
para que no te pierdas.

Y sé que vas a estar bien
te dejo en buena compañía
y nos vamos a echar mucho de menos
tanto como lo veníamos haciendo desde que nacímos
(y eso que aún no sabía que existías)

No he olvidado dejarte también
una canción de esas largas
casi tanto como tus piernas
eres de ciencia ficción, ya sabes
nunca jamás dejes de pasearlas.

Y me he puesto a pensar por el camino
en cómo comenzó todo
como atravesamos aquél verano de la mano
a través de las rosas y los espinos.

También te he dejado algunos textos
que siempre seguirán ahí, como testigos,
para que puedas someterlos a juicio,
Crack del 29, Hiroshima, Muro de Berlín, Dulce Castigo.

No puedo evitar sonreír,
créeme porque es cierto lo que digo
mientras pienso en todas esas charlas infinitas
cuando tirabas por tierra con una sonrisa
todos mis argumentos sin sentido.

Y cuando me regalaste aquél libro
y cuando me abrazabas en modo clandestino
Y en tu ¿Qué dirían tus padres?
Y en mi “Me la suda, yo me quedo contigo”

Y en que solo mediaba entre tú y yo
el poco aire que necesito
que dejaba de respirar al verte aparecer
que descosías mi boca hilo a hilo
(para hacerme sonreír)

Y que un día me tragué un maldito bicho.

Pensaba escribirte como despedida
un poema más triste que un blues
pero no puedo, Flaca
ni puedo ni lo quieres tú.

Gracias por enseñarme a dormitar.
Gracias por enseñarme a levitar.
Gracias por enseñarme a tiritar de miedo ante tu ausencia.
Gracias por cada una de esas malditas cervezas.
Gracias por tu compañía.
Gracias por dejarme mirar tras la sábana,
por dejarme conversar con la niña
que vivía escondida debajo
de ese carísimo traje de ejecutiva.

Gracias por todas las riñas.

Tengo que largarme, flaca.
Joder, quién cojones lo diría
cuando tu buscabas señales para separarnos
y yo me encadenaba a tu puerta

cuando tu me colgabas el teléfono
y yo corría a mi segunda casa (tu portero automático)

Sé que te dejo un asunto pendiente,
sabes del baile del que te hablo.
Juro que un día saldaré mi deuda,
quizás dentro de unos muchos años.

Sé que vas a estar bien,
porque me he ocupado de dejarte
todas esas cosas y muchas más.

Yo también te llevo conmigo, N
hemos hecho de tu nombre
contagio literario universal.

Mil millones de gracias,
una por cada uno de tus lunares,
una por cada uno de tus desvelos,
una por cada uno de mis suspiros
en esas noches en que dormía entre tu pelo.

Una por cada espasmo,
una por cada sueño,
de esos que me regalaste,
los que tenía con los ojos abiertos.

Y tú.
Ahí estabas tú,
con tus espasmos,
susurrando entre mis huesos,
para no dejarme escapar mientras
te dejabas llevar por el sueño.

Ha sido un viaje increíble.
Ya he sacado un nuevo cuaderno
en el que pienso apuntar todas las cosas
que voy a decirte
si algún día volvemos a vernos.

Sigue siendo ese rock and roll
que calienta la noche más fría del invierno.
Sigue acojonándolos a todos,
como sólo tú sabes hacerlo.

Sigue brillando.
Sigue girando.
Sigue danzando.
Guárdame un sueño.

Sigue luchando.
Te has dado cuenta,
puedes hacerlo.

Si todo falla, Flaca,
no tires la toalla




Dame un silbido,


Y sabes que nos vemos.


Yo también


Me como



A


Los fantasmas


Por ti.





Te quiero.




Es y será, para siempre. Infinito.

J




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