lunes, 28 de octubre de 2013

¿Quieres que te la chupe?

-Vaya putada lo de Lou Reed, tío -dijo la chica-, aunque bueno, no todo son desgracias hoy, ¿sabes? no pensé que fueras a volver nunca más por aquí.

-Si  te soy sincero, he llegado hasta aquí sin más, no lo tenía planeado, lo siento.

-¿Ahora te disculpas? Vaya, el chico está aprendiendo modales -bromeó y luego saltó hacia el otro lado de la barra-, ¿Lo de siempre, caballero?

-No, hoy solo quiero una cerveza.

-Joder, ¿en serio? -dijo extrañada-, pues si que estás distinto. Pilla mesa, me sirvo esta copa y estoy contigo.

Avancé por el oscuro local buscando esa mesa en la que había pasado tantas horas tiempo atrás, esa mesa en la que había escrito tantas y tantas páginas.

Cuando alcancé la mesa me senté de espaldas a la pared. No se cuanto tardó Jess en aparecer con mi cerveza y su Jack Daniels con hielo, pero a mi me pareció una eternidad. Allí sentado, en aquél oscuro rincón, mientras sonaban los grandes éxitos de Velvet Underground en tributo al difunto Lou Reed, me encontré mirando aquél Neón verde y rojo, aquél neón que iluminaba con tanta fuerza ese rincón del local.

De repente, sin esperarlo me encontré pensando en que aquella escena representaba un símil bastante acertado de mi interior. Ese oscuro local podría haber representado perfectamente mi interior, todo oscuridad, sordidez, chicas desesperadas tomando medidas desesperadas para lograr un poco de atención, para conseguir un poco de desesperado amor en estos tiempos desesperados.
En aquél momento lo veía claro, aquello podría haber sido mi interior, y aquél neón, aquél único punto de luz podría haber sido ella, si en lugar de Heineken y una estrella roja a su lado, el neón hubiera rezado: "Luci" en verde, y un tridente rojo a su lado. De verdad que no se cuanto tiempo estuve abstraído.

-Aquí tienes -dijo Jess-, bueno, cuéntame algo interesante, te veo diferente, bastante diferente.

-Gracias, ya sabía que tengo una pinta horrible, pero nunca me cansó de que me lo repitan.

-No seas idiota. Tienes la pinta de alguien que ha cambiado. Alguien que ha aprendido un par de lecciones, lecciones importantes, te veo relajado, como después de un buen combate, ¿me equivoco? 

-Ya sabes que casi nunca te equivocas en nada, es una putada hablar contigo, ¿por qué crees que dejé de venir por aquí? -bromeé-. No en serio, puede que haya aprendido un par de cosas, y si, en estos últimos tiempos he sentido que arrastraba mi cuerpo magullado, como después de un combate brutal, como si me hubiera estrellado en mi moto contra un trailer, pero solo ha sido una parte inevitable del proceso.

-Joder, pues cualquiera lo diría. Miras diferente, y no bajas la mirada, ni te ha temblado la voz al decirlo, supongo que eso es buena señal.

-Pues no lo se, he dejado de preguntármelo. Hay muchas cosas en mi forma de proceder totalmente contraproducentes, y yo he estado tan ciego y obcecado. Tu lo sabes mejor que nadie, tenía un patrón de conducta totalmente cerrado que aplicaba a todo y que esperaba que funcionase en todas las situaciones, no contemplaba la posibilidad de otros modos de actuar, de otra manera de pensar, de simplemente disfrutar sin etiquetar, medir, pesar, encerrar...qué equivocado estaba Jess.
Me he llevado tanto tiempo buceando en mi dolor que me he convertido en adicto, cuando caía me quedaba tirado, analizaba la herida, el dolor, profundizaba en ella queriendo descifrar la esencia. Solo tenía que levantarme, Jess. Solo tenía que levantarme, sacudirme el polvo y seguir caminando, o sentarme un rato, lo que me apeteciera, solo tenía que buscar disfrutar de lo que la vida me ofrecía, buscar sentirme bien, rodearme de esas cosas que me hacen sentir bien y sentirnos bien en armonía.

-¿Sabes? Cuando venías por aquí a escribir, cuando llegabas con tu bloc y tu bolígrafo y te venías a esta oscura mesa y te ponías a escribir, te observaba. Eras como la luz para las moscas, nunca te ibas solo, siempre te largabas de aquí acompañado, yo misma caí más de una vez, y de diez. Pero aún así, siempre me llamó la atención el hecho de no haberte oído reír nunca, como mucho sonreías, utilizabas esa media sonrisa maliciosa que aún hoy tengo que reconocerte que me sigue encantando. Te he echado de menos, aunque nunca consiguiera hacerte reír.

-Bueno, a veces río, pero ya sabes como soy -contesté-, no puedo fingir, no me sale, lo más que puedo forzar es esa escalofriante media sonrisa, pero no puedo fingir. Pero no te preocupes, de verdad, si que río, a veces río, joder, esta mañana mismo me tragué una jodida mosca por reirme a carcajadas. De verdad que estoy bien, Jess. Y siento mucho haberme largado sin despedirme y no haber pasado por aquí en todo este tiempo, a tu modo me cuidaste durante un tiempo.

-Desaparecías a veces, pero siempre volvías, más flaco y con más barba, y más me ponías. A veces hablábamos, cerraba y nos quedábamos bebiendo, y me escuchabas, no hablabas mucho, todo lo que tenías que expulsar, lo escribías, pero yo necesitaba que me escucharan, necesitaba desahogarme y tu estuviste ahí. No te disculpes, pedazo de flaco, no te guardo ningún rencor, además, te veo bien, me alegro de verte así, tan cambiado, más hombre, con la mirada más clara, con otro aura. ¿Sigues escribiendo?

-Bueno, eso está algo complicado. Digamos que no estoy en mi momento más creativo, durante la cruda batalla de la que salí hace poco se perdieron algunas cosas. No se si podré volver a escribir.

-No digas gilipolleces. Seguro que solo es un bloqueo temporal, además, a todos los escritores os ocurre, y todos tenéis vuestros truquitos para inspiraros, de hecho, yo recuerdo un de los tuyos. ¿Qué me dices? esto está tranquilo hoy, ¿pasamos a dentro?

-Ja Ja Ja -reí-. Lo siento, no he venido a eso, pero gracias...supongo. 

-¿Estás de coña? Maldito niñato, ya no soy suficientemente buena para ti -me riñó con ternura-, bueno, pues una mamadita, hoy estoy generosa, verás como está noche escribirás algo que hará que todos quemen a Tom Wolfe y su hoguera de las vanidades. ¿Vamos?

-En serio, no me apetece. Estoy a gusto aquí, hablando contigo. Está bien así. No te preocupes por lo de escribir, a mi no me preocupa ya. He descubierto que no tiene sentido forzar demasiado las cosas, la presión puede resultar contraproducente, voy a quedarme tranquilo, voy a disfrutar de todo lo que está a mi alcance, voy a guiarme por lo que este me pide -dije tocándome el pecho-, la palabra siempre estuvo en mi, cuando quiera, que vuelva. Estoy disfrutando mucho de esta conversación contigo, de esta cerveza, de su recuerdo, no voy a nadar en la sangre de mis heridas, Jess, hay muchas cosas buenas en todas partes.

-Tu mismo. Y es totalmente cierto eso que dices, pero tampoco seas una puta hoja impulsada por el viento, tienes que alcanzar el equilibrio, tío. No se trata de pensar en todo, de estar todo el tiempo controlando, pero tampoco seas un pelele, tienes que buscar el equilibrio, la felicidad, se tu mismo, flacucho, yo te quiero un montón.

-No lo sabía. Nunca he pensado que nunca nadie me haya querido en serio, dejé de venir y te borré a ti y a este sitio, jamás pensé que el hecho de largarme provocaba algo en lo que dejaba atrás, siempre me he creído solo. Nunca me has llamado.

-Nunca me diste tu teléfono. Nunca me dijiste dónde vivías. Nunca me dijiste cuál era tu segundo nonmbre, te has alejado tú mismo de todo, a pesar de que te follábamos, de que te cabalgábamos, siempre hemos estado a Kilómetros de tu verdadero yo, siempre has sabido mantenerte tan lejos de todo, tan a salvo y a la vez tan solo.

-Bueno, supongo que eso es cierto, pero me hacías sentir bien, a veces, duraba poco, pero en esos momentos me sentía bien, no sabía que podía prolongar esa sensación.

-Ya. Bueno, no vas a hablarme de ese épico naufragio en el que has aprendido todas esas lecciones de vida, cuéntame, ¿Quién ha hecho de mi niño este atractivo escritor flacucho? ¿Tiene nombre?

-Bueno, si quieres que te hable de eso tienes que ponerme una de copa, aunque te lo resumiré, es tarde y mañana tengo clases, ahora estudio.

-¿Resumirlo? ¿Clases? ¿Estás estudiando otra cosa? Lárgate de mi bar, Dandee de los cojones, vuelve al "Valle".

-Siempre has sabido lo que soy, no seas estúpida, mira, hacemos una cosa -le dije, arranqué una servilleta del servilletero y con mi bolígrafo le anoté la siguiente dirección: caminosinciertos.blogspot.com-, entra aquí. Es mi blog, ahí encontrarás la historia, ahí encontrarás si sabes leer entre líneas las respuestas a todo lo que puedas preguntarte sobre este asunto. Mira las entradas de los últimos tres o cuatro meses.

-Un blog -dijo fingiendo coger con asco la servilleta-, le echaré un ojo, capullo.  ¿Vas a volver por aquí?

-¿Morirá mañana Dylan, morirá Vedder, o quizás Lemmy? Quién sabe, Jess. Quién sabe.

Nos despedimos con un abrazo. Le brillaban los ojos, no se si lloraba, creo que simplemente estaba orgullosa. Yo caminé de regreso a casa, me sentía bien, tiempo atrás hubiera sido impensable, pero me sentía bien, hay cosas preciosas ahí fuera. Hay personas increíble ahí fuera y a veces te cruzas con algunas, y a veces, solo a veces y si tienes muchísima suerte, a veces incluso te habla, te mira y te sonríe. 
Está bien seguir caminando. Está bien seguir respirando.

Quizás, después de todo eso sea lo más importante, seguir respirando.



Buenas noches.

No hay comentarios:

Publicar un comentario