miércoles, 16 de octubre de 2013

Una incómoda verdad

Hay momentos puntuales, momentos que llegan sin avisar, sin que ocurra nada en especial para provocarlo, en los que de repente aparece el "y si...", y ese "y si..." podría ser parte de una incómoda verdad que se manifiesta esporádicamente. O quizás podría ser solo una manifestación puntual de lo que solemos llamar "una bajona".

De cualquier modo, es un momento característico, es ese momento de la noche en el que ya esas dos cervezas no te sientan bien,  tienes que coger a tu perro y salir a tomar el aire de la calle.
Y sales a la calle, y caminas por la solitaria ciudad, caminas entre los edificios y ves todas esas luces encendidas y piensas: "En ninguna me esperan, de hecho lo más probable es que en ninguna de todas esas habitaciones encendidas nadie esté pensando en mi". Y eso si es una verdad incómoda, es una verdad demoledora que apunta hacia el: Quizás todo este tiempo he estado mirando en la dirección equivocada, a lo mejor de verdad me estoy equivocando y todo aquello que critico es lo que de verdad necesito.

Esas malditas luces, tantas historias en cada una de ellas, y tu no formas parte de ninguna, ni en esas luces ni en ninguna otra habitación de cualquier otro lugar del mundo.
Quizás he estado haciéndolo mal todo el tiempo, se que podría entrar en muchas de esas casas con luces encendidas, se que sería bien recibido, bien follado, bebido, alimentado y hasta fumado, pero aún así no estaban pensando en mi, solo sería un huésped, sería algo muy frío, algo que en "la hora de la pena", no sirve para nada.

Quizás debería cambiar algo, o quizás debería cambiarlo todo, ¿Y si lo estoy haciendo todo mal? Cuestionas todas las cosas, lo que haces, aquello por lo que te felicitan: "Eh chaval, sigue con eso, prometes" Te premian, te pagan, te ofrecen un reconocimiento por aquello que haces y que creías que te gustaba, yo creía que me hacía sentir bien pero, cuando todavía asaltan estos momentos, quizás no sea lo que tengo que hacer, ¿Qué me aporta realmente teclear cosas absurdas, venganzas, perversiones, inquietudes, inseguridades, deseos, amor, desencuentros y otras gilipolleces? ¿Por qué no me hace sentir bien en esos momentos?

Aún habiendo apagado todo a la fuerza, siempre aparecen esos momentos muy de vez en cuando, y hoy es un día normal y corriente, ni mejor ni peor que otros, de hecho las cosas no están demasiado mal, me siento fuerte, preparado para lo que sea, cuerdo y equilibrado en cierta medida.
Pero estos momentos aparecen cada cierto tiempo, y te hacen hacer el gilipollas y pagas sus consecuencias luego, cuando las cosas se enderezan, tu pagas las consecuencias de las acciones que cometes en los momentos de bajona.

Es muy complicado, es solo Rock and Roll, y se que me gusta, y se que me gusta escribir, y a veces hasta consigo separarme de mi asqueroso interior y escribir algo bueno, algo bonito, consigo contar que la quiero, sin mancharlo de toda esa mierda que quiere joderme la vida, a veces lo consigo, creo que alguna vez lo habré conseguido, eso espero.
Podría entrar en muchas de esas casas, pero en momentos así echo de menos ser una de esas familias o simplemente parte de una pareja, en momentos así, lo que de verdad deseo es que aparte de esa follada, que específicamente preferiría que fuera con esa persona que de verdad entiende lo que te está pasando y te folla mirándote a los ojos, devorando tus labios, apagándote, luego después de el polvo, en lugar de vestirme y largarme, en lugar de bebernos tres cervezas hablando de la decadencia del cine y sus remakes de clásicos de los 80, en lugar de hablar de que ya no quedan poetas que puedan ser hombres y poetas a la vez como lo era T.S. Elliot, en lugar de hablar cuestiones metafísicas (cosas de las que me encantaría hablar mientras bebemos en cualquier otro momento), en los momentos de bajona y tras ese polvo en esa habitación encendida con esa persona especial, cuando me quede agotado mirando a la pared, pase su brazo por mi cuello, me gire hasta mirarme de frente, arrastre mi cabeza hasta su costado, me tape con la sábana la cabeza, y cuando no vea más que oscuridad, lo único que oiga sea su voz diciendo: "Tranquilo, todo ira bien, sabes que estoy aquí. Esto se pasa, todo ira bien".

Es la cura perfecta.

"Tranquilo, todo saldrá bien, sabes que estoy contigo. Todo irá bien".

Y mañana será mañana, un nuevo día, y no volveremos a hablar de esa incómoda verdad, no volveremos a hablar de "la hora de la pena".

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