martes, 17 de septiembre de 2013

De ovarios bien puestos y otras maravillas de la naturaleza

Siempre he creído que mi abuela tenía una habilidad especial, desde niños, mis primos y yo nos quedábamos helados ante la habilidad especial de la abuela. Sin duda debía tener una especie de don.
En las noches de verano, cuando nos sentábamos todos frente a la vieja televisión analógica y nuestras inquietas manos de niños, pringadas por el aceite de las patatas fritas de bolsa y húmedas por el agua condensada del exterior de nuestras latas de refresco, comenzaban a "zappear" de un canal a otro, parándonos en aquellos en los que nos parecía que emitían algo interesante, la abuela nos sorprendía haciendo uso de su especial don.
Cuando parábamos en un canal en el que estaban poniendo una película, la abuela si esperar si quiera a que pasara un minuto, a oír un diálogo de la misma, solía decir "quitad eso niños, esta se está acabando ya", y no tardaba más de veinte minutos en terminarse la película.
No existía el TDT, no existía el botón "Info", ni "guide", y creo recordar que en aquél entonces ni siquiera teníamos Teletexto.

Había algo, algo que ella percibía, ella sabía cuando la película se acercaba a su fin, el final tenía un sabor especial, característico, se podía palpar, tenía una textura única que ella podía percibir mucho antes que los demás. Por desgracia, he de decir que creo haber heredado ese don, puedo percibir el final, la bajada de la intensidad, es como si las señales fueran emitidas con menos fuerzas, con desgana, como apurando los agonizantes restos de la infraestructura de lo que una vez fue una auténtica potencia.
También me ocurre con las películas. Quizás penséis "eso está cojonudo, puedes prepararte bien, aprovechar, apurar hasta el último sorbo. Siento decirles, que como en las películas que disfrutas, esas que te absorben, las que te mantienen atrapado en la trama, cuando percibes cercano el final, no resulta nada agradable, es más te jode la película, pierde el sentido apurar nada. No tiene sentido si sabes que es irremediable que se termine: "Indefensión aprendida", si hago algo para apurarlo se acabará, si me quedo quieto también se acabará, pues ¡qué bien!.
En fin, no es esto sobre lo que pretendía escribir hoy, pero soy un egocéntrico y vivo dentro de mi piel, así que supongo que resulta inevitable que siempre acabe manchando el papel con lo que ronda por mi cabeza.

Quería hablar de las cosas inevitables, y también quería hablar del umbral de resistencia, de cuerpos consumidos hasta el esqueleto que siguen en pie un paso más cada noche, caminando, arrastrando sus restos a pesar de todo, con la esperanza de llegar hasta el amanecer y ser rozados por un último rayo de sol.
Quería hablar de la fragilidad humana y los límites del cuerpo, y de lo maravilloso de romper los moldes, de partir el molde y escapar.
Y es que no puedo parar de pensar en todas esas veces en que la tormenta te pilla en la calle, y tu caminabas sola por la ciudad, caminabas sola sin un rumbo definido, pero no podías parar quieta, porque no es seguro parar quieta en ningún sitio, y las calles están llenas de demonios hambrientos.
Y te mueves y te mueves, y a veces todo está bien, porque nadie puede alcanzarte, no corres peligro, más bien te sientes peligrosa, capaz de lo que sea, la resistencia, la supervivencia ha pasado a ser un estilo de vida que dominas a la perfección, tu estado natural.
Pero es cuando más tranquilo estamos cuando somos golpeados, así funciona esto amigos. Un día caminabas por la tela de araña que has estado tejiendo todos estos años, sin pensar si quiera en que puedas ser embestido por el infortunio, y de repente, mientras la chica cruza la calle, una tormenta viene para azotar la ciudad.

Todos somos esa chica constantemente, esa chica segura, esa chica que se ha hecho a ella misma, esa chica que a veces trata de hacer las cosas bien, esa chica que por cada herida se ha envuelto en una nueva capa más, se ha enfundado en una armadura más y más gruesa, manteniendo el núcleo a salvo.
Pero la tormenta lo sabe, y modula su intensidad, y ella está allí, confiada, porque cree controlarlo todo, y cree estar haciéndolo bien, y seguramente así sea, pero a la tormenta eso se la pela. Al karma se la pela. Al destino se la pela. A Jesucristo cazavampiros se la pela. A Yaveh se la pela. Al Papa se la pela.
Y sin merecerlo ni esperarlo, siempre hay un nuevo empujón, siempre un nuevo tropiezo, un nuevo contratiempo, y aparece el desgaste. Aparece el desgaste y tu cuerpo se tambalea por el impacto, y todo dentro de ti se descontrola, el equilibrio se va a tomar por el culo, y en tu cabeza saltan luces rojas y suena una estridente alarma que te dice que de esto no te recuperas, terrorífico.
Pero la única manera de que no te recuperaras sería que muerieses ahí, mientras respiras, por muchos que sean los daños, o lo sorpresivo del ataque, lo desconcertante o lo cruel, siempre te sobrepones, para eso sirven las alarmas, para que creas que es el fin, y cuando poco a poco vas adueñandote de tus facultades ves que quizás no era tan fiero el lobo como lo pintaban y se te empiezan a ocurrir soluciones, y vuelves a adquirir la capacidad de sopesar y le das al problema su valor real.

Me hace pensar en cuando surfeas, me hace pensar en Sagres, y en una hola brutal, la ves venir desde lejos y la enfrentas bien, las estás cabalgando y te sientes enorme, pero de repente, ante un brusco cambio de la corriente, ante un movimiento brusco caes, pierdes el equilibrio, y la ola se ceba contigo, esa enorme ola te arrastra y tu primer pensamiento es MUERTE, y tu sensación es de PÁNICO.
Y das vueltas y vueltas sin poder resistirte, y al principio lo intentas con todas tus fuerzas, gastas tus energías en un absurdo intento, derrochas oxígeno por culpa del pánico, de la resistencia que opones por lo sorpresivo del ataque, pero finalmente es la misma ola, la que te acaba arrojando hacia la superficie y piensas: "Joder, casi la palmo por mi propia culpa". Pero nadie puede culparnos por eso, es un mecanismo de defensa, es parecido a como funciona la ansiedad, es lo que nos permite después de cada embestida de la vida, seguir adelante con nuevas fuerzas, nuevos sueños y nuevas esperanzas.
La alarma te dice muerte, te dice pánico, te pone en lo peor para llevarte al límite, y que cuando veas que no ha sido muerte ni pánico y que ya va de paso, que simplemente no dependía de ti, todo parece mucho menos terrible, porque te esperabas algo mucho peor, y no ha sido así, y te atribuyes el mérito, y eso está cojonudo.

Ella solía decirme "No puedes controlarlo todo", pero la sacaba de quicio perder el control, y yo solía decir: "Estoy bien, de verdad", pero muy pocas veces me sentía bien realmente, es simplemente que doy por hecho que a nadie le importa un carajo cómo me sienta, o que pueden usarlo contra mi, odio parecer débil, odio la compasión.


Me encanta dejar que sea la misma ola que me revuelca contra el fondo, la que me vuelva a sacar a la superficie, y me encanta ella, aunque camine por su tela de araña sintiéndose segura.
Siempre tengo algún consejo para las pocas personas que me importan, porque a veces no me importo ni yo, y sin embargo no soy capaz de aplicarme ni uno solo de los que doy a mi mismo. 
Cuando se trata de alguien a quien quiero, puedo ver el asunto en perspectiva, puedo ver el camino más seguro a la salida, la solución perfecta, y sin embargo no se qué cojones hacer para arreglar mi mierda de vida, no se cómo hacer que las cosas salgan bien, no se como actuar para mantenerme rodeado de las poquísmas cosas que quiero. Si tuviera que elegir tres cosas para llevarme a una isla desierta, necesitaría un billete más de primera clase y dos transportines, uno pequeño y  otro algo más grande.
Mirándolo por ese lado, me ahorraría el problema de la indecisión a la hora de elegir.
Pero en fin, soy un puto desastre, no se cómo hacerlo, cómo demostrarlo, cómo hacer para expresar que sufro si sufres, que me duele si te quemas, que me importas, y que me da un dolor insoportable justo aquí, me da obesidad pectoral-abdominal cuando miro tus ojos e intuyo que has llorado.
Pero no se hacerlo, y nunca sabe nadie lo que llevo dentro, se equivocan constantemente, joder, debo hacerlo fatal. Unas creen que las quiero, otras que me dirijo a ellas, y sin embargo, cuando intento demostrar, cuando tengo intención de expresar algo por una vez se mal interpreta, o se toma por indiferencia, o por cualquier otra cosa. Tengo antecedentes, soy culpable de muchísimas cosas, es normal que den por hecho miles de cosas. Es normal que no confíes en mi. Yo tampoco puedo, no puedo confiar, de verdad, lo siento no puedo confiar en nada ni en nadie, pero en este mismísimo momento confío en lo que siento, y en que me paraliza ante ciertas acciones que solo reservo para cuando estamos juntos, acciones que antes no me importaban que fueran vacías y ahora se han vuelto sagradas.

En fin, he vuelto a desviarme del tema, esto pretendía ser una entrada para animar a alguien, para decirle que nada es tan terrible como parece al principio, y que si no mueres, acabarás solucionándolo.
Esto pretendía ser el abrazo que no te he dado cuando tan mal lo estabas pasando, el que tus ojos enrojecidos pedían a gritos y mis dudas han censurado. Porque hay muchísmas variables cuando de nosotros se trata, el lugar, la compañía, el momento, la posición de los planetas, la aurora boreal, etc.
Se trataba de una entrada que explicase que aunque cuando ocurren cosas desagradables, es imposible evitar que en los primeros momentos nos parezcan determinantes, el jodido fin del mundo, no es el final, no estás sola, no es tan terrible como lo ves ahora mismo. Llora, desahogate, abraza a alguien que no se atan imbécil como yo, alguien más despierto, en serio, con los pies en la tierra, y verás como te reirás de esto cuando mires hacia atrás.
Es increíble la capacidad de regeneración que tenemos, a pesar de lo que dicen, estamos hechos para durar, estamos hechos para brillar, estamos hecho a prueba de bombas. Nos dañan, nos regeneramos, nos destrozan, nos despedazan, nos descuartizan y con tiempo y amor, acabamos enteros burlándonos del incidente.

Ese era el mensaje, debía ser una entrada que te hiciera ver con claridad que no es para tanto, en serio, que no importa tanto, hay mil cosas maravillosas ocurriendo al mismo tiempo, cosas maravillosas para ti, a tu alcance. Estás rodeada de gente que te quiere y te valora, das vida a muchos, aunque quizás algunos de ellos son autistas emocionales, incapaces de expresar una mierda, pero están ahí, para ti, por ti, contigo, y no dudan ni un solo segundo de ti.
Aunque no lo creas, algunos nos quemaríamos enteros por ti, a pesar de las apariencias, de lo que cuenten, porque tus ojos cuentan la verdad, cuentan mucho más, y nosotros los miramos cada día por fortuna, eso es lo importante.
Aún cuando te equivoques, esas personas van a permanecer a tu lado, siempre, caminarían contigo incluso a través del valle de la muerte, así que imagínate cuando eres tú quién está haciendo lo correcto, aunque quieran sembrar la confusión. Lo menos que puedes hacer por todas esas personas es no rendirte, no privarlas de tu sonrisa, de la luz de tus ojos. Vuelve a tomar las riendas de tu descontrol, porque te queremos salvaje, no venida a menos, meriéndate al león, o a la serpiente que se arrastra en pose de falsa modestia, nos lo debes.
Se feliz, nos lo debes, es lo mínimo que puedes hacer por nosotros. Es una orden.

Espero que aunque una vez más, si comparamos lo que es con lo que pretendía ser, esta entrada sea un completo fracaso, te quedes con el mensaje principal.


*Para esta ocasión me permito dejar de nuevo banda sonora especialmente dedicada, a ver si al menos con esto acierto, lo siento pero no es nada triste ni para que sigas llorando, sino todo lo contrario, a levantarse y patear en el culo a esos capullos y coger todo lo que quieras de la vida...Get What you need!!!! Get What You Need



Buenas noches.
 

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