sábado, 14 de septiembre de 2013

Las cosas bie-N- hechas...

"Cuando salí a la brillante luz del sol desde la oscuridad"....*


Cuando después de haberme pasado toda la noche sentado en las vías del tren, lanzando todos esas piedras contra aquél muro lleno de graffittis, y contra los vagones inmóviles que una vez transportaron mercancía, apareció aquella silueta desconcertante que se arrastraba a esas horas entre las vías, he de reconocer que me sentí aliviado ante la posibilidad de que mi existencia finalizase allí.

A veces es lo más sencillo, se acaba todo, ya no existe la toma de decisiones, el dolor, el sufrimiento, es sencillamente el analgésico más potente, la droga suprema, y es la que con un poco de suerte, según dicen, todos probaremos dentro de muchos años.
Pero aquella noche no tenía sentido esperar, porque nada podría cambiar lo evidente. Nunca nada ni nadie podría solventar la cantidad de contratiempos y efectos secundarios que implicaba continuar con aquella historia, la historia que me había arrastrado hasta allí, la historia de Luci.

 Aunque podría pensarse que lo que me llevó esa noche a arrastrar mi dolida existencia hasta aquél cementerio de trenes, fue la misma historia rosa que habría arrastrado a cien mil hombres más antes que a mi, debo advertir desde este momento, que esta historia no tiene nada de convencional, en ninguno de los sentidos.
En la tormentosa y breve convivencia emocional que había compartido con Luci, todo había salido mal, todo lo que piensas que puede salir, todo aquello que en algún momento se te pueda pasar por la cabeza que va a estallar bajo tu nariz, al final acababa ocurriendo.
Si algo podía salir mal, así era. Pero el problema de todo era que esto no suponía realmente una barrera, ni siquiera ese tipo de contratiempos que con cualquier otra chica me hubieran llevado a una violenta desaparición, a un descortés adiós, con ella solo podía afectarme una media hora.
Y es verdad que nada salía bien, eso lo sabe Dios, pero yo no perdía las ganas, porque a pesar del plan frustrado, a pesar de lo que salía mal, siempre encontraba en sus ojos, diez mil millones de motivos para sonreír, para permanecer, para abrazar el milagro que nos había puesto allí, en ese lugar, piel contra piel, labios contra labios, alma contra alma.

Parece contradictorio que después de lo que llevo explicado de nuestra historia, yo me encuentre aquí, sentado, junto a las vías, esperando desaparecer. Para que podáis entenderlo, tengo que contar la otra parte de la historia, la parte de los aspectos negativos, la parte en la que se nada a contracorriente, en la que se aprietan los dientes, la parte en la que se aguanta la respiración.
Como ya he dicho, ya desde su origen, esta relación es algo complicada, porque como todas las cosas buenas de verdad, o las cosas malas, da igual, todo lo auténtico, lo que no se repite, lo que solo pasa una vez en la vida, todo comenzó sin ser buscado, todo surgió de la nada, del puro instinto primario, del lugar de donde salen las cosas que son tan reales que duelen.
Fue una unión peligrosa la que el osado nexo del destino se encaprichó en crear. No soy un modelo de hombre justo, ni sensato, ni cuerdo, ni juicioso, ni simpático, ni amable, ni cordial, ni amigable, no soy un tipo normal, lo intenté una vez, pero no me salió. 
Partamos de la base de que solo soy un cabrón insensible, o al menos lo era, y me iba genial, o eso creía, porque ahora, en estas primeras horas de ausencia me siento tan vacío como esa botella que ve a su contenido ser engullido a altas horas de la madrugada por el gaznate de trasnochados y demás escoria.
Y yo estaba allí, tranquilamente, recorriendo mi árido y yermo camino, pero era el dios de mis vicios, de mis desvaríos, no sabía lo que era sentirse mal...ni bien. Supervivencia.
Y yo no buscaba nada, pero si la conocierais, joder amigos, si la conocierais os ocurriría como a mi: faltan: El léxico nos abandona cuando de definirla se trata.
Ella estaba allí, y al principio solo me pareció fría, imponente, extravagante y un poco engreída. Y a día de hoy, si trato de definirla, no puedo evadir esos adjetivos, aunque irían acompañados por cien mil más, ella es auténtica, preciosa, sensible, inteligente, atrevida, espectacular, valiente, frágil,. fuerte, ella es un silencio que grita a voces, es luz y es oscuridad, ella es una mirada para cada situación, un abrazo bajo las luces de la ciudad, cuando todos duermen, ella rompe los moldes, y sobre todo, ella se merece algo mucho mejor.

A pesar de que en aquél momento, como he dicho antes no hubo intención por ninguna de las partes, la química era visible, había explosiones de complicidad en los momentos más inesperados. No paraban de sucederse las coincidencias, en cosas extrañísimas que prácticamente nadie más comprendía, rarezas, manías, gustos, aficiones, y en definitiva, muchísimas cosas ocultas que no podían hacer más que incrementar la intensidad de las explosiones que se producían cuando entraban en contacto sus campos magnéticos. En poco tiempo casi había ya fuegos artificiales con cada roce.

Hasta que llega la conciencia, y nos hacemos conscientes de la situación, y ya entonces son muchos más los inconvenientes que las ventajas, pero algo dentro me decía que no podía echarme atrás, y que iba a doler, pero que iba a ser REAL, y eso hoy en día es muy difícil de encontrar.

No es palabrería, de verdad, daría lo que fuera por poder expresar lo que me ha hecho, lo que me ha demostrado, lo que ha roto aquí dentro, porque lo ha llenado de tantísimas cosas, lo ha llenado tanto de lo que ella es....quizás simplemente no estaba preparado, mala infraestructura...y por eso se ha destrozado todo aquí dentro. Y era una reforma necesaria...aunque en estos momentos tenga un solar vacío justo aquí, en el centro del pecho.
Como decía, nos encantaban los problemas, lo imposible si es verdadero, lo que supone un reto, y entre bromas y arrogancia, la cosa se fue de las manos, y pronto me encontré muriendo por ella, soñando con ella, escribiendo para ella, escribiendo con ella, escribiendo sobre ella, pensando en ella constantemente, tocando para ella, viviendo para ella, y sobre todo, para mí, para ella, ella para mí (ni de coña).
No podía acabar bien, todo eran señales, y odio las señales, y culpar a un dios al que no creo y que solo creo cuando le demuestro mi odio, mi odio por hacerme algo tan terrible, no se si estás, pero esto que haces tiene un precio.
La crueldad más grande del universo, somo víctimas del sueño de una noche de verano, por entretenimiento del azar nos encontramos deseándonos, y yo la deseaba más que a mi vacía vida, daría todo lo que más me importa por hacer viable esta historia, y no hablo solo lo físico, renunciaría a cualquiera de mis virtudes por conservar esto...daría cualquiera de mis preciados defectos....daría mis ideas, daría mis canciones, daría mi oxígeno, daría mis letras, daría cualquier cosa de verdad, por no estar aquí sentado, deseando que todo se acabe para no tener que echarla de menos.
Porque no pasó nada realmente malo, no descubrimos que todo había sido el juego del azar y que realmente nuestros sentimientos eran inducidos, no nos desengañamos, yo la quería más que nunca, cada día más, y ella estaba tan triste, y todas sus premoniciones cobraban sentido en mi cabeza.
Todo en lo que no quería creer, todo lo que suponía contratiempos ocasionales que podríamos superar con el tsunami de lo que sentíamos, todo se volvió solido en un instante, y vi lo que ella no necesitaba para ser feliz: a mi. 

Y se que es cruel, y egoísta, y cobarde, se que no puedo decidir por nadie, pero la amo, y tengo que salvarla. Y aunque a pesar que de que se que para mí nada será igual, se que ella sabe lo que tiene que hacer, se que tiene un lugar al que volver, se que realmente será feliz, y será un camino mucho más tranquilo, menos turbulento, pero no le faltará amor, ni pasión, ni ilusión, ni nada de primera necesidad, lo se, lo veo en sus ojos, lo he visto, y en parte me alegro.
Y no hay excusas ni explicaciones posibles, y hay una voz (que supongo será del miedo) que no para de decirme "Eh, venga, sabes que realmente no ha pasado nada irremediable", ya no se trata de eso, se trata de lo que yo arrastro, de lo que implico, de que no podría darte lo que te mereces ni en mil vidas, porque no me dejan, porque me importas, y si algo me importa, no puedo tenerlo. No puedo quererlo. No puedo complacerlo. No puedo mantenerlo. No puedo disfrutarlo. No puedo. No. No. No. No. No. No.
Y no soy quién para apagar eso que arde dentro de ti, y se bien que una larga sucesión de contratiempos agota a cualquiera, por mucho que se quiera. Y antes de que me odies, o esto se empiece a deteriorar, a deteriorarnos, tengo que ponerle una solución (solución que implica un gran problema a su vez, porque no concibo la existencia sin ella, todo pierde el sentido sin la espera que la precede, porque quiero escucharla hablar todos los días de mi jodida vida, porque me gusta hacerla sonreír y que me llame imbécil, porque si me golpea tras decir alguna estupidez, significa que lo estoy haciendo bien, porque en sus abrazos no muerde la mentira, porque nos odiamos tanto que podríamos explotar de amor, porque solo ambos entendemos un idioma secreto basado en la ironía y el cinismo, joder todo es una mierda), tengo que salvarla.

Hay otra oportunidad para ella, y no puedo hacer que se le esfume para siempre, no mientras aún siga ese brillo en sus ojos, mientras esté a tiempo, no puedo dejarla nadar conmigo mar adentro hasta el punto en que ya luego, cuando se de cuenta y quiera dar la vuelta, sea demasiado tarde. Con un ahogado será suficiente. Ella podía volver, y la mayor muestra de mi amor ya convertido en devoción, en adicción que podía ofrecerle, es forzarle esa vuelta. Quizás así debía ser desde el principio, así está escrito en alguna parte.

 Cuando salí a la brillante luz, desde la oscuridad, desde la intimidad, desde el infinito en el que me pierdo cuando me encierra entre sus brazos, desde los espasmódicos movimientos entre los que me gustaría dormir el resto de mi vida, desde su cabeza en mi pecho, contando latidos, cuando salí a la brillante luz puede verlo, solo puedo traerte el desastre, porque soy el desastre, y t u, dentro de tu desastre tienes el orden, y repito, aún podías volver, ella aún podía volver, estaba a tiempo.

La siniestra figura se ha acercado hasta aquí, es un animal extraño y obeso, grasiento y pesado. Se ha colocado justo a mi espalda y con sus brazos ha rodeado mi cuello. "¿Cómo te llamas?", le he preguntado "Me llamo culpa, dolor, miedo, vergüenza, arrepentimiento, soledad, tristeza, vacío, desamor, frío, lluvia y desgracia, y he venido porque me has llamado por propia voluntad. Si de verdad estás seguro, si es una decisión firme, sellaré mis manos y me arrastrarás durante toda la existencia ,siempre estaré colgando a tu espalda. ¿Qué me dices, subes a este tren? ¿Hay trato?"

Con lágrimas contenidas en los ojos, con las piernas temblando por la presión y el peso que ejerce aquél ser colgando de mi cuello, en este solitario cementerio de trenes a estas horas de la madrugada, solo puedo articular una sola palabra: ¡--!.




Fin.


* Rebeldes, Susan E. Hinton.

Buenas noches.



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