lunes, 9 de septiembre de 2013

Esto se hace...eso no se hace.

Seguramente, todos y todas asentiréis ante la siguiente sentencia: "Todo el mundo es cobarde".
Es así, y en parte es lógico, nadie vuelve a confiar en la energía nuclear después de lo ocurrido en Chernobyl, después de cada tropiezo, después de cada mal trago, ponemos todo nuestro empeño en no volver a caer en ese mismo error, renunciando incluso, a ciertos impulsos que se nos presentan como la máxima expresión del deseo y la satisfacción en ese momento para nosotros.

Así es, niños y niñas, la comodidad exige renunciar a nuestra alama apetitiva, ¿Quieres una vida sencilla? Ten claro que vas a tener que renunciar a lo que sientes, porque es imposible seguir a pies juntillas un código socio-moral lleno de principios generales y seguir a tu corazón al mismo tiempo. 
Que alguien me explique, ¿Cómo podemos tener tan claro qué está bien y qué no está bien visto? ¿Quién lo ha decidido? ¿En serio pensáis que son aplicables esos principios a todos? ¿Creéis que tenemos un circuito principal común, como si fuéramos una simple producción en serie?
Comprendo que puede resultar tentador, si te riges a ese código, llegará un punto en que te mentiras a ti mismo, y el cruel inquisidor de la conciencia, atará con las cadenas de la razón a tu alma y a tu corazón y te dirá: "En serio, no merece la pena, olvida este asunto, me lo agradecerás". 
Y cedes, porque piensas "Se me pasará, esto es algo pasajero", y la primera vez que lo piensas duele, y se hace un nudo en el estómago, y con el tiempo y un poco de suerte, se te pasa, y el resto de renuncias van siendo cada vez más sencillas, cada vez te cuesta menos, porque cada vez estás más sumergido en la corriente que los arrastra a todos.

Es una opción como otra cualquiera, solo que luego, quizás, dentro de unos años, o quizás dentro de diez minutos, en un momento de lucidez, si es que queda algo dentro de tu alma anestesiada de mediocridad que pueda alumbrar el almacén colectivo que es ahora tu mente, te darás cuenta de que ya no eres especial, porque te has dejado arrastrar, y has hecho lo que todos esperaban, porque has sido uno más.
Y ahora ya no interpretas un personaje, porque te crees que eres tu, pero no eres tu, eres lo que querían que fueras, lo que hacías para agradar, para cumplir sus expectativas, el actor acaba devorado por el papel que una vez interpretó.
De verdad, acepto que toméis el camino fácil, hasta lo entiendo, pero que sepáis, que si vais a matar a eso que os susurra su nombre, a eso que os hace no parar de pensar en el/ella, eso que se cuela en tus pensamientos con escenas futuras junto a esa persona, si vais a matar eso, matadlo bien, porque el arrepentimiento aparecerá tarde o temprano, y generará un vacío imposible de llenar.

El gran vacío de las cosas que ya no tienen solución. 
El gran vacío de lo que el miedo hace que dejes pasar, contándote alguna absurda historia que solo lo justificará temporalmente, porque la verdad, lo que sentimos, eso, niños y niñas, eso no lo cambia nadie, y en alguna solitaria noche, cuando llegues a casa del trabajo y te encuentres el piso vacío, y te reciban las fotografías de una vida de engaños en la que abrazaste a ese viejo calvo, feo, gordo y simple, en ese momento no habrá parche que pueda cerrar la herida, no habrá consuelo ni descanso, ni perdón por lo que has dejado pasar, por haber escogido esa mierda de vida sintética, por ser correcto o correcta.

En fin, pequeñas adictas obsesivas, no soy quien para dar consejos a nadie, es una reflexión a la que me empuja una vez más mi turbulenta existencia, a lo que me empuja mi indiferencia hacia el código social de "lo bien visto", sobre todo en cuestiones de dos. Seguiré pagando las consecuencias, espero que durante mucho tiempo, porque algunas consecuencias se prometen realmente sabrosas, y si resulta que no es así, al menos llegué al final, hice todo lo que pude, nada me hizo arrodillarme y darme por vencido.



Buenas noches.

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